domingo, 27 de noviembre de 2005

En familia


Hoy ha sido un día... diferente. De buena mañana una buena y una mala noticia, las dos unidas por la misma persona. Una llamada desde Alemania me hace saber que soy de nuevo tía desde el día 25. Estupenda noticia, si no fuera porque la siguiente es que la relación entre los padres se está tambaleando de forma espantosa desde hace un tiempo.
Me ha pillado de sorpresa, desprevenida. Y la verdad, al principio un poco fría, casi no he reaccionado, quizás porque me he quedado de piedra ante tanta novedad incluida la ducha fría de la importancia de las noticias.
Pero, como de costumbre, después te das cuenta de lo que está ocurriendo, y recae sobre ti la cruda realidad con su consiguiente bajón moral.
Más aún por estar en esos momentos compartiendo mi tiempo con una familia estupenda, con sus más y con sus menos, como todas las familias, pero estupenda... padres, hijos, nuera, perros, y en medio de todo el barullo yo con mi careto de darme cuenta lo bonito que es tener una familia así.
Llevo demasiado tiempo sin saber cómo son las cosas en familia. Yo sola con mi madre, su perro y su gata, o yo sola con mi hija... no acaba de ser lo mismo. Yo sola con mis amigos, va a ser que tampoco. Mi familia se desmoronó cuando yo tenía 16 años y mi padre falleció tras tres años casi ininterrumpidos en un hospital. Desde entonces, muy pocas veces me he sentido en familia. Cierto que me casé y durante un tiempo estuve aparentemente bien integrada en mi familia política, pero viendo las cosas después de todo lo que pasó hoy por hoy no puedo decir tampoco que eran estancias agradables een familia (demasiados dires y diretes, demasiadas mentiras e hipocresías para mi humilde gusto).
Así que, volviendo al día de hoy, he tenido que ausentarme para derramar unas lagrimillas de melancolía recordando lo que es estar en familia mientras de nuevo una parte de mi mundo se derrumba a mi alrededor... y preguntándome porqué no puede nada permanecer intacto en este mundo.
Cuando una cosa va bien, siempre hay unas cuantas que van mal; parece ley de vida que deba haber siempre un equilibrio entre las cosas buenas y malas que tenemos en nuestras vidas... aunque a veces este equilibrio no está muy equilibrado que digamos.
En estos momentos, en los que siento que en realidad nada en mi mundo es perfecto, que tengo mil carencias y extraño tantas cosas, es importante darte cuenta que siempre hay alguien que te puede demostrar que las cosas pueden ser diferentes.
Y ahí entras tú... que ni siquiera te das cuenta lo importantes que son esas "pequeñas tonterías" para alguien como yo. Que quizás no eres consciente la suerte que tienes de tener una familia como la que tienes. Que siempre, con pequeños (grandes) gestos, demuestras que te preocupas por mi.
Y ya sé que no he de darte las gracias, puesto que viene de corazón... pero hoy, especialmente, quiero darte las GRACIAS por haber compartido este momento conmigo.

P.D. : No me riñas, ya sé que soy tontita ;-)

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