Ya no te guardo rencor. Es una pérdida de tiempo intentar cambiar a
quien se niega a evolucionar, o simplemente ya no puede por sus
circunstancias de salud. Sigo mi camino con calma y voy asimilando. Es
un camino lento pero seguro que me libera de los últimos apegos que me
mantenían encarcelada. Por fin estoy aprendiendo a dejar ir lo que no me
hace bien. Y de todas las veces que he dicho esto, nunca me di cuenta
que lo más importante de todo era el perdón. Ahora que lo he entendido
soy libre, por fin.
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