Esa tristeza que emana de tus ojos, y que aunque no pueda verla, empaña
mi alma. Esa tristeza que tú y yo compartimos y que nadie más conoce. La
tristeza de no poder mirarte a los ojos y decirte lo mucho que te
quiero. La impotencia de no poder estar a tu lado y hacerte sentir que
me tienes cerca. Porque no, no es lo mismo desde la distancia. Y ambos
lo sabemos.
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