jueves, 28 de noviembre de 2019

Yo sí creo en la CURA de las personas GAY


Yo sí creo en la CURA de las personas GAY

¿Sabes cuándo esa cura ocurre?

Cuando el padre pide que el hijo le dé un beso a su novio para sacarles una foto.
Cuando el nieto le pregunta a la abuela: “¿Que harías si trajese mi novio a tu casa?” Y ella responde: ”Café”.

O cuando alguien pregunta: “¿Qué piensas de que un hombre se casa con otro hombre o si una mujer se casa con otra mujer?” Y le responden: "Que va a estar buena la pachanga".
La cura ocurrirá por completo cuando la culpa inculcada desaparezca y el amor incondicional sea infinito.

Cuando el SER prevalezca sobre la sexualidad. Cuando la felicidad sea alcanzada sin miedo. Cuando sea posible ser feliz sin pensar en el "pecado". Cuando prevalezca la tolerancia.

La cura vendrá cuando el peso de las críticas pueda ser finalmente retirado, cuando se acabe el sentimiento de ser un "extraño" en tu familia y en la sociedad, cuando todos amemos a todos y a todo por igual sin importar lo que son o prefieren ser, cuando no temas por ser asesinado por alguien que no entiende que tu también puedes ser libre, cuando el mundo aplique el sentido real de la palabra “RESPETO”.

De esa cura es de la que necesitamos todos.

Porque cuando aceptamos que el otro sea... simplemente sea, y lo dejamos SER de la manera que quiere SER, es el momento en el que el mundo se vuelve más fácil y más amoroso.

Autor desconocido

viernes, 22 de noviembre de 2019

lunes, 18 de noviembre de 2019

Días que nunca se olvidan


Esta foto es de hace unos 7 años y medio, de una de mis visitas a mi amiga Rosa de San Martín de la Vega.

En muchas ocasiones nos olvidamos de estos momentos, que pasamos con personas que nos aprecian, y de una forma u otra se convierten en inolvidables.

He pasado meses hundida, buscando el motivo para seguir viva, pensando que no tenía nada por qué luchar y convenida de estar sola.

Ahora me doy cuenta, de lo equivocada que estaba. No estoy sola. Nunca lo he estado. Aunque la limpieza que hice en mi vida de personas tóxicas ha reducido drásticamente el número de personas que me rodea, se me olvidó lo esencial: que las importantes, estén cerca o lejos, siguen a mi lado.

Son estos momentos los que nos abren los ojos, los que nos dan fuerzas para seguir luchando y ver que estar rodeada de gente no significa tener en tu vida a gente que te quiere, pero sí que la gente que te quiere te lo demuestra, estando siempre ahí, aunque durante meses no hayas hablado con ellas.

Porque siempre lo he dicho: No es más amigo el que está siempre, sino el que está cuando se le necesita. Y aunque incluso eso no siempre nos es posible, sabemos que estamos con la otra persona en pensamientos, que el dolor de esas personas es nuestro dolor, y sus alegrías son nuestras también.

Por esos momentos, es por los que merece la pena vivir. Por los momentos de afecto y cariño, vividos juntos, o en distancia. Por saber que en cualquier momento puedes coger el teléfono y hablar con esas personas como si las vieras todos los días, aunque haga meses que no hayas hablado con ellas. Incluso que en cualquier momento puedes volver a quedar con alguien que no has visto desde una eternidad, y pasar un buen rato con esa persona, como si el tiempo no hubiera pasado... Como me pasó hace unos años con una de mis mejores amigas de la infancia que reencontré gracias a Facebook.

La vida son momentos, y son esos momentos los que debemos disfrutar y guardar en nuestra memoria, porque todo es pasajero y lo que nos quedará son justamente los instantes que tanto hemos disfrutado en buena compañía.





domingo, 17 de noviembre de 2019

El parto de una lagartija (para reírse)





Tuve que llevar la lagartija de mi hijo al veterinario. Esto fue lo que ocurrió:

Una noche, justo después de cenar, apareció mi hijo para decirme que a una de las dos lagartijas que tenía prisioneras en su habitación le pasaba algo raro.
- "Está tumbada y parece enferma" me dijo - "te lo digo en serio, papi. ¿Me puedes ayudar?"

Puse mi mejor cara de sanador de lagartijas, y le seguí hasta su habitación. Efectivamente, una de las dos lagartijas estaba tumbada boca arriba, y parecía muy nerviosa. Supe inmediatamente qué hacer.

- "Cariño, ven y mira la lagartija"


- "¡Dios mío!" exclamó mi mujer- "Está dando a luz."

- "Qué?" preguntó mi hijo -"si se llaman Beto y Enrique, como los de Plaza Sesamo mami!"

Yo me quedé igual de estupefacto. - "¡Oye, cómo puede pasar esto? Creí que habíamos acordado que no queríamos que parieran" le dije a mi mujer, acusadoramente.


- "Ya, pero y qué quieres que hiciera, ¿ponerles un cartel en la jaula?" me respondió. (¡Me pareció que lo decía con mucho sarcasmo!)

- "No, pero se supone que debías haber comprado dos machos!"

- "Exacto, Beto y Enrique!" mi hijo me apoyaba.

Para entonces, el resto de la familia ya estaba allí, para ver qué pasaba. Me encogí de hombros, tratando de sacar el mejor provecho de la situación.

- "Chicos, esta va a ser una experiencia fantástica" les dije -"estamos a punto de ser testigos del milagro de la vida"

- "Oh, animal!" - me chillaron.

Escudriñamos al paciente con detenimiento, y después de mucho esfuerzo, vimos cómo algo parecido a una pequeña pata aparecía brevemente, volviendo a desaparecer tras un segundo escaso.

- "No parece que estemos mejorando esto mucho..." comenté.

- "Viene de pié," - susurró mi esposa, horrorizada.


- "Haz algo, papi!" - urgía mi hijo.

- "Ok, ok." - Delicadamente, tomé la pata a la siguiente vez que apareció y tiré de ella con suavidad. Pero volvió a desaparecer. Lo intenté varias veces más, con el mismo resultado.

- "Llamo al 911?" - sugirió mi hija mayor.


- "A lo mejor nos ayudan en el parto." (¿Te imaginas la escena, rodeado de mujeres?)

- "Vamos a llevar a Enrique al veterinario" dije seriamente. Nos metimos en le coche, mi hijo llevaba la jaula sobre sus rodillas.


- "Respira, Enrique, respira," decía para animar a la lagartija.

El veterinario se llevó la lagartija a la sala de exploración, y observó detenidamente al animal con una gran lupa.


- "Qué piensa doctor, ¿quizá una cesárea?" le sugerí, científicamente.

- "Esto es muy interesante" murmuró el veterinario de repente. Señor y Señora Hernández, ¿puedo hablar con ustedes en privado un momento? Tragué saliva, y le indiqué a mi hijo que saliera con un movimiento de cabeza.

- "¿Enrique está bien?" preguntó mi mujer.


- "Está perfectamente," nos aseguró el veterinario "esta lagartija no está de parto,de hecho, eso nunca ocurrirá. Enrique es un macho. Vea, Enrique es un macho joven. Y de vez en cuando, según va llegando a la madurez, como muchas otras especies... pues... vaya... que se masturba. Justo como acaba de hacer, tumbándose de espalda". Se puso colorado, mirando de reojo a mi mujer.


 Nos quedamos en silencio, tratando de asimilar aquéllo.

- "O sea que Enrique está... está... simplemente... excitado," concluyó mi mujer.

- "Exacto," replicó el veterinario, aliviado porque lo habíamos entendido. De nuevo el silencio. Hasta que mi maliciosa y cruel mujer empezó a sonreír, a reírse por lo bajo, un poco más alto. Y al final a carcajadas.
Le caían lágrimas por la cara.


- "Es que...me viene a la cabeza la imagen de verte tirando de... su... pequeño..." tuvo que parar a tomar más aire para la siguiente carcajada.


- "¡PARA YA!," le advertí.


Le dimos las gracias al veterinario y salimos de allí a toda velocidad, metiéndonos en el coche. Mi hijo estaba muy contento de que todo hubiera ido bien.


- "Sé que Enrique te está realmente agradecido por lo que has hecho, papi," me dijo.

- "Oh, no sabes cuánto," dijo mi mujer, casi ahogándose de risa.


Dos lagartijas: 2800 pesos.
Una jaula: 300 pesos. 
Veterinario: 500 pesos.
El recuerdo de tu marido tirando del pene de una lagartija: 👌🦎
 

¡¡NO TIENE PRECIO!!

Moraleja de esta historia:

Pon más atención en las clases de biología:
¡¡Las lagartijas ponen huevos!!


La oveja negra no es mala: solo es diferente

Quién no la conoce. A esa persona que se niega a nadar con la corriente, a la que siempre paree estar fuera de lugar, la que no se adapta y no se conforma: la famosa oveja negra.

Yo me considero oveja negra, porque no me guío por los valores de la sociedad, sino por mis propios valores y mis propias ideas. La mayoría de la gente lo juzga y te dicen que eres una inadaptada, para mi es mucho más que eso. 

Considero que tengo mi propia personalidad, que si veo algo que no me gusta intento cambiarlo, que la moda no es lo que llevan los demás sino lo que me hace sentir a gusto a mi conmigo misma. Considero que la sociedad está perdiendo valores, que hoy en día todo vale y que, sobre todo, no hace falta esforzarse por nada.

Yo no encajo en ese cuadro. 

Soy una luchadora nata, con mis bajones, como es natural, porque todo guerrero cae pero no se da por vencido. Así soy yo. Lucho por mis ideas, por mis valores. No soy conformista. Soy así, diferente.

Pero ¿realmente es malo ser la oveja negra? Yo pienso que no. En muchas ocasiones, las ovejas negras han sido las pioneras de importantes cambios en la historia.

Os dejo un artículo que profundiza en este tema, esperando que os guste.

Pinchad aquí para leerlo.


Los órganos del cuerpo y su relación con las emociones




He dado con un artículo muy interesante sobre las conexiones entre las emociones y los órganos del cuerpo.

Si os interesa leerlo, podéis hacerlo aquí.

Espero que os parezca  igual de interesante que a mi.


 

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Despertar



"Para poder Volar hay que abrir las alas,
para poder Amar hay que abrir el corazón,
para Despertar hay que abrir la mente.
y dejar a un lado la Razón."