martes, 17 de abril de 2012

Luna llena


La luna brilla en el cielo oscuro... Rozando la perfección se ve su círculo brillante iluminando la tierra. Despierta mis instintos más primitivos, me pongo melancólica y al mismo tiempo salvaje. Ansío sacar de mi esa mujer lobo, que aunque sólo sea una metáfora basada en un personaje fictivo, me identifica plenamente durante estas noches. Algo en mi cambia, mi percepción se agudiza, mi intuición aflora... y el deseo por mi amado me envuelve de una forma incontrolable durante esas noches. A veces, me gustaría permanecer siendo esa mujer unida a los elementos de la tierra. Esa mujer que siente la unión de aire, tierra, fuego y agua mientras se pierde en las mareas de la oscuridad iluminada sólo por la belleza de la luna llena. Pero entonces perdería el encanto natural de ese alma indomable influenciado por las fuerzas cósmicas de una noche. Se convertiría en una costumbre y dejaría de ser algo especial. Por eso prefiero sentirme hija de la luna una sola vez al mes, cuando me envuelve por completo, poniéndo a mis pies todas esas sensaciones tan únicas y especiales que me convierten, por un corto instante, en otra mujer.

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