domingo, 2 de febrero de 2014
Lo que no decimos nos mata...
Prefiero pecar de explicarme diez veces de más que callarme mis pensamientos y sentimientos y formar así una bola innecesaria de impotencia y dolor.
Puede que a ciertas personas (que no entran dentro de mi círculos de amigos) les resulte cansino, pero me da exactamente igual.
Son mis amigos quienes me aceptan tal y como soy, con mis virtudes y defectos. Con mis imperfecciones y mis meteduras de pata, pero también con mi humildad y la capacidad de pedir perdón cuando hago algo mal.
Son mis amigos los que siguen a mi lado a pesar de todo...
Los que incluso después de discutir o tener una diferencia de opiniones sabes que siguen a tu lado... y que las cosas volverán a su cauce con el tiempo.
Esos, sólo esos, son los amigos verdaderos y los que quiero a mi lado.
Los demás demuestran con el tiempo que no me valoran lo suficiente como para dejar que las cosas se calmen y mantenerme a su lado. Puede resultar doloroso en cierto momento cuando te das cuenta de que realmente no le importabas en absoluto a una persona. Pero no hay nada en esta vida que no se supere.
La vida sigue, con esas personas a tu lado o sin ellas... y en todo caso, cuando algo no merece la pena, mejor no tenerlo a tu lado. Y si lo merece, acaba demostrándose.
Nunca, nunca, dejéis que algo que tenéis necesdad de decir os amargue... soltadlo todo, por poco que le guste a los demás. Mejor que le moleste a alguien a ir por la vida envenenado por tus propios pensamientos.
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