lunes, 25 de mayo de 2020

Ser espiritual...


A veces creemos que somos muy espirituales, todo paz y amor. Pero no somos - o peor aún - no queremos ser conscientes de los demonios que llevamos dentro.

Antes de lanzarnos a querer compartirnos con otras personas, deberíamos ser bien conscientes de ellos, pues de ellos depende el daño que podamos llegar a hacer a otras personas, consciente- o inconscientemente.

Y posiblemente, de ese daño dependa también, si los demonios dormidos de esa persona vuelven a despertar, porque sienten la necesidad de defenderse, en lugar de permanecer en el rincón del olvido en el que estaban y que es el que les corresponde.

En esta vida, por desgracia, todo va encadenado. Lo que tu me hagas me afecta a mi, y lo que haga yo a otra persona le afectará a otra persona.

Por eso, estoy aprendiendo a mantener las distancias de personas que no me aportan nada. O peor aún, de personas que solo me quitan la paz.

El problema viene, cuando encuentras  una persona que te transmite una paz inmensa, hasta que ella misma se pierde en el laberinto de sus propias emociones, porque sus demonios se han despertado. Y al mismo tiempo se despiertan los míos, sintiendo la necesidad de tener que defenderme de una amenaza que quizá ni siquiera existe, porque en lugar de una amenaza es un grito desesperado de socorro de la otra persona que mis propios demonios no me dejan oir.

Con lo fácil que podría ser todo, si desde un principio no existieran las personas que pisan y hacen de menos a las demás. Esas, que nos dejan sin autoestima, y por las que luego sufrimos este tipo de consecuencias, alimentando sin nisiquiera darnos cuenta, a nuestros propios demonios, que nos quitan día a día un poco más la posibilidad de ser feliz, porque dejamos de creer en nosotros mismos...

Si al menos fueramos capaces de darnos cuenta y unirnos en lugar de espantarnos, para juntar fuerzas y eliminar esos demonios unidos, en lugar de alimentarlos por separado y hacernos daño mutuamente, cuando en el fondo es lo que menos deseamos...

Pero el ser humano es así. Prefiere permanecer sólo e infeliz, que arriesgarse lucha en compañía de alguien que le entiende, por miedo a que las cosas puedan salir bien.

Prefiere refugiarse en la engañosa seguridad de la soledad, que abrirse a la posibilidad de que un rayo de luz provenga realmente de una estrella que pueda guiarle por un camino mejor.

Y como somos animales de costumbres, cuanto más tiempo llevemos en nuestras cuevas, menos sociables nos hacemos y menos sabremos lidiar con las personas y con nuestras emociones cuando nos encontramos con ellas, destrozando así nosotros mismos cualquier posibilidad que se nos ofrezca a poder volver a ser feliz.

Porque al final, son más poderosos nuestros miedos que nuestros sueños, y son más peligrosos y dañinos los monstruos que nosotros mismos llevamos dentro, que los demonios que otros dejaron atrás en nosotros.






viernes, 22 de mayo de 2020

Felicidades



Tampoco puede faltar la felicitación para mi gran amigo Josan por su 45 cumpleaños.

Con tantos años que nos conocemos, hemos pasado por tantas fases que ya solo espero llegar a los 60 para eso de compartir piso y trapichear con las pastis.

Lo mismo hasta te dejo que me enseñes a jugar al mus. 😂

Te quiero mogollón, trastillo. Cuídate mucho que sé que no lo estás haciendo y cuando te vea te van a llover unas cuantas collejas... y muchos abrazos.

Abre el enlace, te traerá recuerdos jijiji





Feliz cumpleaños


Con el tiempo que hace que ya nos conocemos, quién nos hubiera dicho que este año hubiéramos celebrado juntas nuestros cumpleaños, el mío, y hoy el tuyo.

Ya ves, las vueltas que da la vida, que aunque como quien dice casi habíamos perdido el contacto, hace unos meses llegaste de nuevo a mi, y aunque nos costó acoplarnos, aquí estamos ahora, compartiendo piso, complicidad, risas y tristezas.

Te deseo de todo corazón que dentro de lo que cabe, hayas pasado un ratito feliz hoy.

Que nos duren mucho las risas y cada vez sean más las alegrías que te acompañen, que la vida te traiga todo aquello que como la buena persona que eres, te mereces. 

Gracias por tu compañía durante estos meses, tu apoyo emocional, esos brazos tan reconfortantes... y tu cariño día a día.








Cerrando capítulo




A veces en la vida, toca cerrar capítulos, aunque nos duela, aunque en realidad no queramos hacerlo, aunque nos queramos convencer de que no es así como tiene que acabar todo, después de lo bien que empezó.

Y es lo que me obligo a hacer aquí y ahora, con una persona, que aunque va disfrazada de buena persona, tiene un punto elevado de victimismo, con actitudes que dañan a los demás, culpándoles después a ellos de hacerle sentir que no vale nada, aunque en realidad sea lo que esa persona piense de sí misma sin darse cuenta.


Antes que nada, decirle, que tiene un problema bastante más grande el que no busca ayuda para su enorme inestabilidad emocional porque piensa tenerla controlada, que el que sí la busca y la acepta, como al menos hago yo.


Tiene un problema muy grande, el que constantemente repite frases como "ya sé que valgo poco" o "a pesar de no valer mucho", porque deja muy claro, que el que no se valora ni se quiere, es él mismo, aunque haya mil personas que le digan que le aprecian, que vale mucho, y que les importa.


Que una persona así me diga, que a pesar de decirle que me importaba, solo me importo a mí misma, me puede doler de forma pasajera, porque no ha entendido nada de lo que he intentado decirle, ni hacer por ella. Pero desde luego no, porque me crea lo que está diciendo. Porque al contrario que esa persona, yo tengo amigos, pocos y buenos, de esos que son incondicionales y están cuando hace falta, que saben cómo soy y me quieren y aprecian precisamente por ser así, y a quien no me conozca, pues sólo necesita pararse a leer mi blog, y se dará cuenta muy pronto de cómo soy, cómo pienso y cómo siento.


Y ahora, voy a pasar a hablarte de tú, porque sé que me lees y quiero que te des por aludido personalmente, aunque después de tu comportamiento ya me has dejado muy claro que eres un de esas personas que solo maneja a las demás a su antojo, como pasatiempos, ajeno a cualquier sentimiento que puedan tener, porque precisamente tú sí que te importas sólo a ti mismo y no te importa lo más mínimo el daño que puedas ir haciéndoles a los demás ni lo que puedan llegar a sufrir por tu más absoluta indiferencia. - Rectifícame si me equivoco en esto y tienes una explicación mejor para tu actitud. -


Después de una supuesta relación de  ocho años, en la que supuestamente se te anulaba por completo, y una vida en la que supuestamente solo has tenido "novias", con las que no tenías nada en común, diciendo que lo ideal no es eso sino una "amiga-novia" con la que compartir cosas (un planteamiento más que acojonante para un tío de más de 40 años), te apuntas a las redes y no tienes otra cosa que hacer, que hacer una amistad (perfecto), ilusionarte con ella (perfecto también aunque seas tan cobarde que lo niegues), luego salir corriendo, decir que ella (o sea, yo) se ha montado sola la película, y culparla de que te estaba exigiendo algo y te ha metido en nosequé situación (no recuerdo las palabras exctas, ya que además te encargaste de eliminar la conversación completa), cuando eso en ningún momento ha sido el caso. 


Y cuando te pedí explicaciones sobre eso último, que no era más que una mentira enorme, producto de una de tus enormes rayadas, que tenías con bastante frecuencia, no se te ocurrió otra cosa que bloquearme en todas las redes existentes e inexistentes, sin darme una explicación de lo que se supone que había hecho, culpándome encima de acoso por escribirte, pidiéndote explicaciones de qué demonios había pasado, a los pocos sitios en los que no me habías bloqueado.


Lo normal hubiera sido que me hubieras dicho lo que te estaba molestando, teniendo en cuenta que yo, claramente, al ni siquiera estar actuando como tú estabas percibiendo, no me estaba dando cuenta de lo que estaba ocurriendo. Se hubiera hablado y solucionado en un momento. Pero no. Comunicación 0. La empatía directamente brilló por su ausencia.


Dejame decirte que tu comportamiento clama al cielo como la mayor de las cobardías y falta de calidad humana.


Vamos por partes.


Desde un principio, convencida de que eras buena persona, insistí en que valías mucho y que eras una gran persona. Eso de que te sentías ninguneado, como una mierda o como que no valías nada, es algo que llevas muy metido en tu cabecita, y no puedes responsabilizar a nadie por como tú te sientas cuando en todo momento se te está tratando con educación y respeto.


Yo de ti, empezaría a preguntarme por la causa de ese enorme problema de autoestima que dices no tener pero es más que obvio que SÍ tienes.


Pero no lo pagues con personas, cuyo único pecado fue cogerte cariño e intentar subirte el ánimo y ofrecerte su más sincera amistad.  Si sientes necesidad de pagarlo con personas inocentes, existe algo que ayuda mucho y se llama psicoterapia.


TODO lo que te dije, lo que compartí contigo, de lo que pensaba, de mi blog, mis artículos, iba únicamente dirigido a que te dieras cuenta a que existían otro tipo de relaciones de las que tú supuestamente habías tenido en tu vida.


De que el amor no es una jaula, sino libertad. De que hay mil formas de amar, desde al amor entre amigos, hasta el amor entre personas que se aman y cuyo destino ni siquiera es estar juntos. De que el amor no siempre tiene que ser romántico.


Y sobre todo, de que las relaciones, del tipo que sean, siempre son lo que dos personas quieren que sean. Y que sería un tema interesante para hablar en persona durante esa cita que supuestamente teníamos pendiente, y sobre todo para que lo pensaras antes de decidir que querias descartar una relación, después de lo que ya nos había unido. Eso fue todo lo que te dije. ¿Donde ves tú ahí alguna exigencia?


Lo único que te pedí fue que no vinieras a la cita con la armadura puesta. Porque si llegaste a sentir algo ya sin verme, te preguntaba, qué ibas a hacer, si te apetecía besarme si me veías en persona. ¿Eso es exigir? 


No hijo, no. En todo esto, la única persona realista y justa fui yo en todo momento. Tú te sentiste presionado, pero no porque yo te obligara a nada, ni siquiera porque te exigiera nada. Te di que pensar, sí. Porque tú sabes tan bien como yo, que hubo un momento, en el que hubo sentimientos e ilusión por AMBAS partes. Pero en ningún momento te exigí nada, porque también teníamos ambos muy claro que necesitabas tiempo, y que yo tampoco estaba en mi mejor momento.


Porque sigues viviendo prisionero de los fantasmas de tu pasado, que me parece muy bien, porque cada uno necesita su tiempo para superarlos. Lo que jamás hubiera pensado es que esos fantadmas serían capaces de convertirte de un momento a otro de Dr. Jeckyll a Mr Hyde.


Lo que no me parece bien fue tu actitud inmadura e infantil, que me juzgaras sin motivo alguno con tanta frialdad y crueldad, me acusaras de cosas que no eran ciertas, y prefieras perder una amistad tan bonita como la que teníamos, portándote peor que un quinceañero, en lugar de pedirme un tiempo para centrarte y seguir hablando un tiempo después, como la persona adulta que eres. En algún momento se te fue toda lógica por el retrete y ya no hubo forma de dialogar ni razonar contigo. Incluso te dije que quería hablar en serio contigo porque empezastes a desvariar de mala manera y tu respuesta fue que podía intentarlo, pero que no garantizabas dar respuestas coherentes. Muy maduro por tu parte.


Que yo te insulté y te mandé a la mierda, sí. Pero eso ya fue después de tres días de tener tú los cables cruzados y tratarme como si fuera una persona incapaz de sociabilizar con otras personas, hablándome con falta de respeto, ironías fueras de lugar, de forma hipócrita y cretina. Que te lo dije bien claro repetidas veces. Me daba la sensación de que estabas intentando sacarme de repente de tu vida y no sabía qué demonios estaba pasando, ni porqué de un momento a otro pasaste a tratarme así. No estaba entendiendo absolutamente nada de lo que te estaba pasando. Ni me diste la oportunidad de hacerlo.


Incluso llegué a enseñarle las conversaciones a mí compañera de piso y me dijo que no sabía ni cómo seguía hablando contigo. Pero yo me aferraba a lo bueno que había en ti. Porque lo había visto y disfrutado, y sigo creyendo que está por ahí, en algún lado. Y estuvo todo el tiempo hasta que apareció ese monstruo lleno de fantasmas del pasado que destruyó todo sin mirar atrás.


Te importó más tu ego que cualquier otra cosa, y ese fue el momento en el que al final yo ya me puse en mi sitio y te dije de todo para sacarme de mi vida porque me estabas haciendo un daño enorme del que ni siquiera eras consciente. O quizá sí, y simplemente no te importaba. Y no, no te lo digo para que te sientas culpable. Es que ya no sé que pensar de todo lo que ha pasado, de tu actitud, de tus cambios de humor, tus altibajos, y lo peor de todo, tu forma de culparme y tu total y absoluta indiferencia ante mi necesidad de entender las cosas.


Te lo he dicho muchas veces. En esta vida no se trata de culpar a los demás de nada. Se trata de que cada uno se responsabilice de sus propios actos y aprenda de sus errores. Algunos lo hacemos, otros no.


Yo he pedido disculpas hasta la saciedad por la parte que me tocaba, y por la que no, también. No lo he hecho por ti, sino para estar en paz conmigo misma. Igual que te perdono todo el daño que me hayas podido hacer, no porque te lo merezcas, que hoy por hoy no lo sé, sino porque me lo merezco yo y se lo merece mi paz mental.


Lo que más gracia me hizo fue tu frase de que no deseas que me ponga en contacto contigo como mínimo en dos meses. Fue la frase del año. Estoy por imprimirla y enmarcarla para animarme un poco cuando tenga un mal día.


Esa frase es tan tú. Es tu forma de lidiar con tus emociones. Ya te lo pregunté una vez, dime cómo lo haces. Dónde tienes ese interruptor que usas para encender y apagar tus sentimientos, que yo también quiero uno de esos para que no me puedan dañar más.


Pero yo no soy quien para juzgarte. Ya tienes tú bastante con lo tuyo. Y será el tiempo el que lo ponga todo en su lugar.


Mientras tanto, sé feliz. Nunca te desée lo contrario, aunque, al parecer, estuvieras convencido de que planeaba una conspiración en contra tuya.


Y aún después de todo lo que ha pasado, si en algún momento necesitas a una amiga, con mayúsculas, con todas las letras del significado de la amistad, sin necesidad de reírte de nadie, creerte superior, hacerte el soberbio, el gilipollas o el cretino, ya sabes dónde estoy. (Y sabes que hablo de tus rayadas, porque por lo demás eres un encanto. Pero que tengas muy claro, que aunque todos los amigos tengan desavenencias en algún momento, eso no significa que tenga que tolerar faltas de respeto, pagando los platos rotos de nadie más.)


Aunque dudo que me vuelvas a hablar.

Aunque puede que sea lo mejor para ambos.

PD: 

Disculpa si te hablo desde el dolor en este post. Es difícil no hacerlo cuando has intentado ser amiga de alguien que ha acabado injustamente acusándote de tantas cosas y no se ha molestado ni siquiera en aclarar lo ocurrido. Cuando le coges cariño a alguien, que te traten con tanta indiferencia duele, y mucho. Pero no te preocupes, algún día dejará de doler. Y solo recordaré los momentos bonitos con mucho cariño, aunque también con algo de desazón por como acabó todo.

Ya ves, pequeño dragón. 🐉

Al final va a ser que no había hilo rojo de la amistad entre nosotros...










No voy a pedirte


sábado, 16 de mayo de 2020

Pasado



 Si pudiese borrar todos los errores
de mi pasado,
estaría borrando toda la sabiduría
de mi presente.





















martes, 12 de mayo de 2020

Nimiedades



SIRIA.  
"Sonríe", le pidió el fotógrafo. Y ella, esta niña Siria, lo hizo...
Jamás una sonrisa ha demostrado tanta tristeza y el horror de una maldita guerra en el rostro de un niño...
Terrible.

Y me pregunto en ocasiones, cómo somos capaces de darle tanta importancia a nimiedades, existiendo tanto sufrimiento en el mundo.

Por desgracia, a veces nos centramos tanto en nosotros mismos, que pensamos más en lo que nos falta que en lo que tenemos.

Por poco que sea, siempre será mucho más de lo que muchos otros jamás podrán llegar a tener.





domingo, 10 de mayo de 2020

Ángel de alas quebradas



Ya te felicité el domingo pasado por el día de la madre, y vuelvo a hacerlo hoy que es el día de la madre en Alemania, y además tu cumpleaños.

Recuerdo que muchos años coincidían y celebrábamos ambos días juntos en familia, incluso cuando aún era niña y teníamos una familia intacta.

Hoy cumplirías nada menos que 84 años. Pero ya no estás aquí para celebrarlo. Ni para abrazarte y darte un beso y decirte que te quiero.

Aunque hubo un tiempo en el que nos llevamos bastante bien y del que me quedan bonitos recuerdos, nuestra relación casi siempre fue bastante tensa.

Tú hacías cosas que se escapaban de mi entendimiento, y yo no conseguía comprender el motivo de tu comportamiento, en muchas ocasiones, más que extraño.

Al principio era joven e inmadura, después pasé a hacer mi propia vida, incluso llegó un momento en el que dejé de hablarte durante más de un año, porque tu actitud ya no solamente me afectaba a mí, sino también a mi hija pequeña...

Fue como un chorro de agua fría cuando todo se aceleró y tuve que luchar durante tres meses para conseguir ingresarte en el hospital, porque tu comportamiento pasó de ser extraño a paranoico y totalmente inexplicable, y te diagnosticaron esquizofrenia paranoide.

Aún recuerdo cómo todo mi mundo se derrumbó en un solo fragmento de segundo, cuando la psiquiatra me dijo que oías voces, que el diagnóstico era firme, y que esa enfermedad te venía de lejos, aunque nadie se hubiera dado cuenta.

Lo culpable que me sentí durante meses. Era yo, la única persona que había estado cerca de ti durante muchos años. ¿Cómo no me di cuenta? Para mí, simplemente, eras "la loca de mi madre". Habías tenido tus rarezas desde que era cría.

Empeoraron cuando falleció papá, y cuando tu hijo se largó de casa y se lavó las manos del entierro, de nuestro duelo, y de lo que fuera de nosotras en un momento tan delicado.

Empeoraron en varias ocasiones a lo largo de tu vida, y creo que el golpe final fue cuando te operaron del tumor cerebral que superaste con valor y maestría. Pero tú cerebro no aguantó más y perdió el norte por completo.

Lo pagaste con la única persona que te quedaba a tu lado, que fui yo. Me tenías miedo, me denunciabas porque decías que mi hija y yo entrábamos a robar a tu casa, e incluso que quería matarte.

Y al mismo tiempo agredías a los vecinos, porque estabas convencida de que me tenían secuestrada y me estaban torturando. O ibas al hospital preguntando por mi, porque estabas convencida de que había tenido un accidente y estaba en estado grave.

Desde tu infancia, tu vida había sido un calvario. Quiero pensar, que al menos fuiste feliz durante tus años de matrimonio, porque me consta que mi padre fue realmente el amor de tu vida.

Con el tiempo he entendido, que hubiera sido imposible que yo supiera antes de tu enfermedad, porque no soy médica, ni estoy especializada en trastornos mentales.

Y también he entendido, que por desgracia, y aunque suene mal, salvarte de ese tumor cerebral, quizá no fue lo mejor que te pudiera pasar.

Te alargó la la vida, sí, pero a un precio que pagaste muy alto, con tu cordura, sufriendo  delirios persecutorios, viviendo constantemente con miedo de salir de casa y alejada de cualquier realidad.

Un precio muy alto que también pagamos tu nieta y yo, porque sufrimos lo indecible viéndote así.

Sí, hoy cumplirías 84 años. Y me encantaría tenerte aquí. Hace año y medio que no estás, y aún no acabo de hacerme a la idea. Ya ves, a pesar de todo, te echo muchísimo de menos. Me hubiera gustado que las cosas hubieran podido ser distintas. 

Has sido durante toda tu vida un ángel de alas quebradas, privada de poder volar como te hubiera gustado. Al menos, ahora estás de nuevo con tu amor eterno, y podéis volar juntos. Espero que hayas encontrado la paz que no pudiste encontrar en vida.

Yo estoy luchando por encontrar la mía.

Me queda el consuelo de saber que algún día, en alguna otra vida, volveremos a coincidir. Y las cosas serán distintas entonces. 

Hasta entonces, sé que desde algún lugar, y de algún modo, estáis velando por mi. Y eso me ayuda a seguir adelante en épocas como éstas, que no están siendo precisamente las mejores.

Gracias. No olvidéis que os quiero.







sábado, 9 de mayo de 2020

Renovarse o morir



Las águilas viven 70 años, pero a los 40 años tienen que tomar una difícil decisión, sus uñas se vuelven tan largas y flexibles que no puede sujetar a las presas de las cuales se alimenta. El pico, alargado y puntiagudo, se curva demasiado apuntando contra el pecho y ya no le sirve. Sus alas están envejecidas y pesadas en función del gran tamaño de sus plumas, y para entonces, volar se le hace muy difícil.

Tiene dos alternativas: abandonarse y morir, o enfrentarse a un doloroso proceso de renovación, que consiste en volar a un nido en las montañas cerca de una pared, ya que está seguro. El águila comienza a golpear con su pico en la pared con mucha fuerza hasta conseguir arrancárselo. Después esperará el crecimiento de un nuevo pico, con el que se desprenderá una a una sus viejas uñas. Cuando las nuevas garras comienzan a nacer, comenzará a desgarrarse sus desgastadas plumas.

Y después de todos esos largos y dolorosos cinco meses de heridas, cicatrizaciones y crecimiento, logra realizar su famoso vuelo de renovación, renacimiento y festejo para vivir otros treinta años más...

En nuestra vida para continuar un vuelo de victoria muchas veces tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar un proceso de renovación.

Debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos cuyo peso nos impiden avanzar. Solamente libres del pasado podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre nos trae.

Renovarse por dentro implica poner orden en el mundo mental, desechando los recuerdos de acontecimientos frustrantes o dolorosos para quedarnos solo con la experiencia de lo que aprendimos.

Para poner en orden, para renovarnos y alzar vuelo, hay que conocernos, saber quienes somos, cuales son nuestras potencialidades y a donde queremos llegar.

No hay necesidad de adaptarse al problema; existe la posibilidad de librarse de él. Pero el camino es un poco difícil, el camino es un desafío. Es una elección tuya.
Sigamos la ruta de las águilas. Siempre hacia arriba, siempre hacia delante.🦅



viernes, 8 de mayo de 2020

Hablando se entiende la gente


Es curioso como los tiempos han cambiado y se tienden a solucionar las cosas hoy en día.

Antiguamente, cuando había algún malentendido con alguien, lo dejabas claro cara a cara, ya que no te quedaba otra. O como mucho, cogías el teléfono y se intentaba solucionar con una llamada.

Y si eso no funcionaba, siempre estaba la opción de decir eso de "Oye, vamos a dejar pasar unos días y ya hablaremos cuando estemos más calmados".

Hoy en día, con esto de Internet, la solución es mucho más fácil. 

Ya da igual que te conozcas de hace un día o desde hace años, que si hay algo que no te gusta, coges y bloqueas a la otra persona en todas las redes sociales existentes e inexistentes para que no pueda contactar más contigo, después de echarle en cara mil cosas de las que no sabe ni a qué vienen, en lugar de explicarte un poco a ver si el tema tiene solución, o peor aún, desapareces simplemente sin decir nada.

Lo que deja a la otra persona totalmente perpleja, porque no tiene ni idea de lo que está pasando o ha pasado, porque igual se piensa que el enfado viene por una cosa, pero no acaba de entender los motivos reales del motivo de esa desaparición repentina, ya que no recibe una explicación coherente para poder buscar una solución.

A la única conclusión que puede llegar al final con una actitud así de egoísta y radical, es que a la persona que ha desaparecido de esa forma le ha importado un carajo durante el tiempo que haya estado en su vida. Por poco o mucho tiempo que haya sido.

Porque cuando le importas a alguien, puedes enfadarte, puedes patalear, puedes pedir un tiempo para que se enfríen las cosas, pero jamás le dejarás sin la oportunidad de saber de por qué desapareciste de un momento a otro sin que entienda los motivos que te han llevado a ello.

Los amigos son amigos todos los días, no hoy sí, mañana no. Puede haber tensiones y malentendidos. Puede haber enfados y se pueden decir cosas hirientes que no se piensan. 

Pero es cosa de dos discutir, y también es cosa de dos, reconocer su parte de responsabilidad en lo ocurrido, ya sea por falta de comunicación o incluso por exceso de la misma, o por cualquier otro motivo, y sobre todo, es cosa de dos intentar arreglar las cosas si realmente se trata de una verdadera amistad.

Y eso no se consigue desapareciendo del mapa, sino dialogando. Abriéndose y hablando de lo que fue lo que a cada uno le molestó. Intentando entender a la otra persona, e intentando que la misma situación no se vuelva a repetir.

Esa es la única forma lógica y madura de arreglar las cosas entre personas adultas.

Pero en los tiempos que corren, las llamadas telefónicas están vetadas por motivos desconocidos, y el diálogo sólo existe mientras todo vaya como la seda.

En cuanto las cosas se ponen feas, los "amigos" vuelan, y las nuevas tecnologías ayudan en que se conviertan en fantasmas escondidos detrás de unos simples aparatos electrónicos.

Y si intentas desesperadamente recibir una simple explicación de lo que ha pasado, porque no entiendes nada, te tachan como "acosadora" y te siguen acusando de cosas que no entiendes a qué se deben, en lugar de atender a razones y al menos darte la puñetera explicación que necesitas para entender qué demonios es lo que ha sido el detonante para que semejante desastre pudiera desencadenarse.

Bienvenidos a la superficialidad del siglo XXI.









miércoles, 6 de mayo de 2020

Helado y risas



Había escrito una larga y bonita entrada que se me acaba de borrar enterita al subir la imagen... es lo que pasa al intentar publicar desde el móvil.

Así es que dadas las horas que son, me limito a dejar una imagen. Porque a veces, una imagen dice más que mil palabras.

Gané a un amigo, llegó un momento en el que ambos estábamos muy tensos y no supimos entendernos, y echo de menos a ese amigo. Las risas, las conversaciones, saber de él.

Aunque él piense lo contrario, siempre pensé que valía mucho. Es una persona con un gran corazón, aunque también con muchos defectos y muchos miedos. Resumiendo, lo que hoy en día es una persona normal.

Me parece una pena que por un encontronazo en un mal momento y una rayada de mucho cuidado de los dos, nos perdamos el uno al otro.

Querías que volviera a escribir. Y aquí estoy. Escribiéndote. A pesar de saber que puedes decidir ignorarme, odiarme por el resto de tu vida, y hacer como que no existo.

Siempre he dicho que en el amor y en la amistad, el orgullo, y el rencor sobran. Y no sé tú, pero yo sí te consideraba un amigo. Me he visto mil veces comiéndonos ese helado juntos, y partiéndonos de risa. Quizás, incluso de lo idiotas que podemos llegar a ser los dos cuando nos enfadamos.

Sería una pena que no pudiéramos hacerlo realidad y dejar atrás tres días malos a cambio de todos los buenos que hemos tenido.

De Xiao Yun para Xiao Long 

lunes, 20 de abril de 2020

Coge mi mano


Sí, puede que tengas razón y seas un tío raro.
Y puede, que yo sea también una tía rara,
que vaya igual que perdida que tú,
vagando por el mundo,
improvisando como sobrevivir.
Dime, a estas alturas,
y después de tantas cicatrizes,
¿quién no está algo roto por la vida
y se ha vuelto desconfiado?

No te pido que me entregues tu alma
a primeras de cambio,
me es suficiente con tu amistad,
como base la sinceridad.

No te pido ni siquiera que confíes en mi,
pues sé que cuando estamos rotos,
incluso nos cuesta creer y confiar
en nosotros mismos.

Simplemente, coge la mano que te tiendo.
No pienso soltarte aunque haya temporal.
Las mejores personas se encuentran en tiempos revoltosos, y llegan para quedarse.
Estoy dispuesta a demostrarte que merezco
un lugar en ese corazón
que otra se empeñó en destrozar.

No te digo que no tenga defectos,
pues son muchos los acumulados con los años.
Y no es que piense cambiar,
pero sí estoy dispuesta a mejorar.

Por alguien que esté dispuesto a cogerme de la mano y no soltarme, aunque el barco se hunda.
Por alguien que me demuestre con el tiempo, que el amor aún existe.
Y no me refiero al enamoramiento pasajero que se desvanece con el tiempo, sino en el amor que se construye entre dos personas que creen la una en la otra a partir de ese enamoramiento, creando algo grande e indestructible, de eso que hoy en día ya no existe.
Por alguien que esté en las duras y en las maduras, y permita que yo permanezca a su lado en lo bueno en lo malo, pudiendo hacerle ver cómo le veo a través de mis ojos y de mi corazón.

Solo tú puedes abrirme la puerta a intentar hacerte feliz.
Y no puedo prometerte ni siquiera que lo vaya a conseguir.

Pero sé a ciencia cierta que hay algo que nos une, y que no es coincidencia que nuestros caminos se cruzaran.
Puede que después de todo, tus miedos te puedan y todo lo que soñamos juntos no se convierta nunca en realidad.
Aunque me gustaría que no fuera así y te dieras - nos dieras - en algún momento una oportunidad.

Porque lo que se intenta puede acabar en fracaso, pero lo que no se intenta es un fracaso asegurado.
Y al fin y al cabo, ¿que nos llevamos de esta vida? Sino los momentos, en los que fuimos capaces de arriesgar, fuera cual fuera el resultado...

De Claudia, para Felipe.






jueves, 16 de abril de 2020

Si tuvieras que elegirte



Y por responder tu pregunta de ayer: 

Si, me elegiría.

Me elegiría, porque a las personas no se las elige por estar completas o ser perfectas.

Porque nadie que haya vivido la vida con todas sus consecuencias consigue salir sin heridas, sin estar roto y tener cicatrices.

Puede que incluso aún tenga heridas que me esté lamiendo y tengan que acabar de curar. 
Pero eso no significa otra cosa que sigo luchando.

Me he pasado la vida luchando, desde muy joven. 

Defendiendo lo que es justo, intentando ser justa, buena persona, intentando ayudar incluso a personas que no conocía de nada y que luego me lo han pagado con un puñal en la espalda.

He criado prácticamente sola a mí hija, con la que tengo mis diferencias porque más que una hija tengo un clon, pero a la que quiero más que a mi vida y de la que estoy orgullosa, porque aunque puede que no esté haciendo las cosas como yo las hubiera hecho, tiene el valor de cometer sus propios errores y de aprender de ellos, desde muy joven.

Me he equivocado, muchas veces. Y cada una de ellas ha dejado una cicatriz nueva, y un lastre que ha ido acumulando se hasta llegar a todo el peso que llevo ahora mismo sobre mis espaldas y que tengo que ir rebajando.

Pero sí, me elegiría. Porque soy una luchadora, y me he caido y levantado una y otra vez.

Si yo tuviera que elegir en esta vida a una persona sin cicatrices ni vacíos, o a una rota y con miedos, elegiría a la última. 
Porque la primera es cobarde y nunca ha tenido el valor de romperse, mientras la segunda ha elegido seguir el camino a pesar de sus miedos, seguir apostando, seguir luchando, seguir amando, seguir siendo desinteresada... aún sabiendo que posiblemente la iban a seguir rompiendo.

Y aunque parezca mentira, esas son las personas, por las que merece la pena este mundo. Porque mientras ellas se miran al espejo y solo ven lo rotas que están, el resto del mundo las ve brillar con fuerza propia, porque en ellas viven los corazones más puros del planeta.




domingo, 5 de abril de 2020

Deseos Ocultos - Nueva Edición

Deseos Ocultos, nueva edición.
Disponible en ebook en Amazon, justo para Reyes.
¡Sumérgete en un mundo lleno de pasión y romanticismo!


De momento, solo disponible en e-book.
Pronto, también en papel.






viernes, 17 de enero de 2020

Por fin descansar



Dormirme y no volver a despertar.
No tener que lidiar más
con la triste realidad.
No tener que sufrir más
con tanta falsedad.
Ni seguir luchando
por encontrar un poco de paz.

Dormirme, apacible y tranquila,
en un mar de serenidad.

Dormirme.

Y por fin descansar.



miércoles, 15 de enero de 2020

Sin piyama




Esta es la prueba definitiva de que nuestra cultura está al límite de la decadencia.
Qué triste y penoso.







domingo, 5 de enero de 2020

No somos nadie





No somos nada. No somos nadie. Formamos parte de algo tan grande, que con la magnitud de la ignorancia humana jamás lograremos acabar de entender.

Y nos portamos cómo si el mundo fuera nuestro, en lugar de nosotros del mundo, como si fuéramos todopoderosos, como si nuestras vidas valieran más que la de otros y cómo si la vida fuera eterna.


¿Hay otra forma más clara que nos demuestre lo estúpidos que somos?


CAG, 05.01.2020



¿Las personas altamente sensibles (PAS) atraen a los narcicistas?



Fueron amables, divertidos, y te amaban profundamente – solo cuando ellos querían. Tenían sueños muy grandes y parecían arrastrarte contra tu voluntad dentro de ellos. Pero las cosas nunca salieron como querían, y explotaban en confusos episodios de ira, culpa o autodesprecio. ¿Suena familiar? Si es así, probablemente hayas tenido un narcisista en tu vida.

Lamentablemente, para las personas altamente sensibles (PAS) esta parece ser una situación muy recurrente. Si consideramos que menos del uno por ciento de las personas son narcisistas patológicos, uno no pensaría que las PAS tienen más probabilidades que nadie más de encontrarse con ellos. Pero, ¿qué ocurre si las personas altamente sensibles son particularmente propensas al comportamiento manipulador y controlador de un narcisista?

Exploremos qué hace que un narcisista sea un narcisista, por qué las PAS podrían ser un objetivo natural para ellos y qué puedes hacer al respecto. Los narcisistas son el “Lado oscuro” de una persona altamente sensible.

¿Te sientes identificado/a? Lee el artículo completo aquí.



Pídeme lo que quieras




Mamá mintiéndome a los 3 años asegurándome que tres Reyes Magos vendrían con sus camellos hasta mi casa para dejarme unos regalos que sin sentido alguno había pedido.
Mamá inventándose historias para que me comiera la comida. Y contándome que un ratón de apellido Pérez me dejaría un regalo debajo de mi almohada a cambio de mi diente. Como si ese fuera un trueque justo.

Cada noche mamá dándome doscientas razones para convencerme de que tengo que ir a la cama. Aún sabiendo que yo era capaz de darle doscientas una para quedarme. Porque yo no temía al coco. O eso le intentaba hacer creer.

Mamá enseñándome desde pequeña la importancia de creer hasta en lo imposible.
Mamá encima de mi desde que nací. Pendiente de cada uno de mis pasos.

Y yo enfadada con mamá porque no me daba la libertad de vivir por mí misma.

Al final me ha llevado toda la vida entender que mamá quería que conservara mi inocencia. Que aprendiera educación, valores y respeto. Y que no tuviese prisa por crecer.

Mamá quería dejarme volar cuando fuera necesario. Porque ella sabía que llegaría el día en el que yo la necesitaría a ella. Y la volví a necesitar. Todos los días de mi vida.

Porque a mis 24, mamá, despues de haberme prestado su cuerpo entero para que llorara por todos y cada uno de mis desengaños, no me pintó reyes ni princesas. Me dijo la verdad. Le conté que me había vuelto a enamorar. Pero que necesitaba que me prometiera que esta vez no me iba a doler. Porque si de pequeña me protegía de los monstruos de debajo de mi cama, ahora me tenía que respaldar de esto.

Pero mamá, muerta de miedo, me miró con ojos llorosos y me dijo que eso no lo podía hacer. A cambio me aseguraba volver a llorar conmigo en el sofá si algo volvía a salir mal.

Porque mamá lo que siempre había querido era que viviera mi vida con mis propios baches. Porque me ha enseñado que soy yo la que tiene que aprender a levantarse tantas veces caiga. Y mientras tanto, ella se tumbará conmigo hasta que yo encuentre las fuerzas para hacerlo. Ojalá mamá no me hubiese tenido que soltar nunca.

Esa es la magia de las madres. Y no necesitan venir de Oriente ni ser reinas más que de nuestras propias casas.