Tú me faltas. Aunque cada día, cada instante de mi vida desde hace ya 27 años te siga sintiendo a mi lado a pesar de que no estés presente, me faltas cada día un poquito más.
Me hubiera gustado tenerte cerca de mi, poder contar con tus consejos... Verte disfrutar de tu nieta y ver como te enorgulleces de la mujer en la que me he convertido.
Ha pasado ya tanto tiempo y sigue pareciendo que fue ayer cuando te pude dar el último beso.
A veces desearía que estuvieras aunque solo fuera para darme un abrazo de vez en cuando, cuando me flaquean las fuerzas y más te extraño. Pero sé que no es posible.
Por eso, al menos, te escribo estas palabras aunque tampoco las podrás leer. Pero sé que en el fondo estás ahí, en alguna parte, sin necesidad de leerme ni oirme. Porque aún así me ves y me escuchas, y me sigues transmitiendo la paz que necesito, cada vez que pienso en ti.
