martes, 24 de marzo de 2009

Voy a ser tia!!!



Con un retraso casi imperdonable quiero felicitarles a Edu y Paqui por este momento tan deseado por todos :-)

Os dejo una fotito de mi futuro sobri, y un cuento del que ya me direis si no es merecedor de ser publicado.

Y aunque no pueda estar cerca de ellos en su gran día, espero que sepan lo estaré con mi pensamiento y mi corazón, y que vendré a conocer a nuestro nuevo miembro de la familia tan pronto como pueda.

¡¡¡ ENHORABUENA FUTUROS PAPIS !!!



Más allá de nuestras montañas hay un pueblo escondido en un valle, rodeado de montañas de cumbres nevadas, y muy cerca de allí, más escondido aún, un bosque mágico.
En el pueblo se vive de forma sencilla, muchos adelantos que tenemos en nuestras casas aún no han llegado allí, y sus habitantes cumplen con sus faenas sin preocuparse de nada más, disfrutando la naturaleza que les rodea y mirando las brillantes estrellas por la noche.
Alejandro es un joven de 10 años, pero con su corta edad ya tiene un trabajo, es pastor de un rebaño de ovejas, a las que conduce a través de valles y riachuelos, siempre en busca de los mejores prados para alimentarlas, para que su lana sea de buena calidad, ya que el alimento de su familia depende de la venta de la lana.

Un día de primavera, mientras pastaban tranquilamente en un prado conocido, una de sus ovejas se separó del rebaño. Alejandro dejó el resto de los animales al cuidado de Milo, su fiel perro, y corrió tras ella, preocupado por si se perdía o se hacía daño. Era Suave, su oveja preferida, y no quería que le ocurriera nada. Corrió y corrió tras ella hasta perder el aliento, pero aún así no se detuvo.
Casi sin darse cuenta, uno detrás del otro, el niño y el animal se metieron dentro de los límites del bosque mágico, y allí la magia obró su función, pues de repente Suave, su oveja, empezó a transformarse en una preciosa muchacha, de cabellos dorados, piel blanca y ojos de un color verde brillante.

- ¿Quién eres? ¿De dónde has salido? – preguntó Alejandro confundido, mientras dudaba de que la muchacha pudiera responderle.
- Soy Lara, princesa de las hadas del bosque mágico.
- Entonces, ¿no eres una oveja? – Alejandro no salía de su asombro.
- No, el mago de la oscuridad nos encantó y nos convirtió en ovejas, nos expulsó de nuestras tierras para poder gobernar el bosque sin que nadie se lo impidiera. ¿No has notado que cada día el bosque es más oscuro? Es la influencia del mago de la oscuridad, que hace que a su paso la vida se transforme en muerte. Alejandro, tienes que ayudarme a vencerle.
- ¿Yo? ¿Qué puedo hacer yo para ayudarte? Solo soy un pastor, no creo que tenga la fuerza para vencer a ningún mago oscuro.
- Tú, y solo tú, Alejandro, eres el adecuado para esta misión, si no fuera así mis hadas y yo no nos hubiéramos ido a vivir a tu casa, ni nos hubiéramos quedado a tu cuidado.
- ¿Y qué puedo hacer yo para ayudar a las hadas? – Lara era tan bella y le miraba con unos ojos tan dulces que él sentía que no se podría resistir a nada que ella le pidiera.
- Lo primero que necesitamos para luchar contra el mago de la oscuridad es recuperar nuestros poderes, sin ellos estamos condenadas a seguir siendo ovejas fuera de los límites del bosque, y sin poderes no podemos vivir seguras aquí dentro, es muy peligroso. El bosque está lleno de misterios y encantamientos.
- ¿Y cómo haremos para recuperar los poderes?
- Hemos de buscar una planta, la dormidina, que usaremos para hacer dormir a la bruja que guarda nuestros poderes en un frasco. Tendrás que entrar en su casa, y una vez que se haya dormido, robar el frasco.

Parecía todo muy peligroso, pero Alejandro estaba dispuesto a hacer lo que fuera por ella. Salieron del bosque, y con el primer rayo de sol que tocó la piel de la princesa Lara, volvió a convertirse en Suave, su oveja favorita.
Comprobó que todo seguía en orden, Milo cuidaba de que el rebaño no se dispersara, buen perro, el resto de ovejas estaban tranquilas. Suave le mordía la camisa y tiraba de él para que la siguiera.
Caminó detrás de ella por un sendero que Alejandro nunca había explorado, hasta llegar al borde de un precipicio. Suave asomó la cabeza y baló. Él entendió que allí debía crecer la planta que buscaban, y efectivamente, miró hacia abajo y vio que entre las rocas crecía una planta con flores de vistoso color violeta.
Intentó alcanzarla con la mano, pero no llegaba por mucho que se estirase.
No quedaba otro remedio que bajar por el barranco, menos mal que Alejandro estaba acostumbrado a escalar, sus manos y sus pies estaban habituados a agarrarse con fuerza a piedras que le herían los dedos. Entonces empezó a pensar por qué la princesa Lara había dicho que él era el adecuado para esa misión.
Bajó con cuidado y cogió la planta del tallo, tenía miedo de tocar esas flores violetas que producían sueño, no fuera a quedarse dormido en aquel momento. La guardó con cuidado dentro de su zurrón y comenzó la escalada.
Al subir resbaló porque una piedra no estaba bien sujeta, y se deslizó hacia abajo hasta que logró apoyarse en un saliente.
Mientras tanto Suave balaba desesperada desde lo alto del precipicio, sin poder ayudarle. Con mucho esfuerzo Alejandro volvió a subir hasta llegar arriba del todo.
Estaba muy cansado, magullado, la ropa se le había roto por algunos sitios, y supo que esa noche su madre lo regañaría, pero merecía la pena, porque dentro de su zurrón llevaba el encargo de la princesa.
Volvieron por el sendero que los había llevado hasta allí, Suave se reunió con sus compañeras y Milo ladró de alegría al verlo.

- Milo, vamos a casa, ya es tarde. Y mañana nos espera un día duro.

Efectivamente; Alejandro no sabe lo duro que será el día mañana, los peligros que tendrá que sortear para recuperar el frasco que guarda la bruja en su casa, allá dentro del bosque mágico, los poderes que conseguirán las hadas y los que le regalarán a él, y la terrible lucha contra el mago de la oscuridad.
Pero esa, querido amiguito, es una historia para mañana.



Paqui
17 de marzo de 2009

martes, 3 de marzo de 2009

Glaube


Glaube nicht an Versprechen,
Worte können untergehen wie
das Rauschen des Meeres im Morgengrauen.
Halte nicht fest am Aussehen eines Menschen,
denn Schönheit ist vergänglich
und übrig bleiben nur Falten
und die Erfahrung des Alters.
Halte fest an der Magie
eines einzigen Augenblickes,
der Dein ganzes Leben verändern kann.
Glaube an die Liebe,
denn auch wenn sie wehtut
ist sie das Schönste,
was das Leben uns zu bieten hat.

No creas en promesas,
las palabras pueden desvanecerse
como el ruido de las olas en el amanecer.
No te obsesiones con la belleza de las personas,
la belleza es pasajera,
quedando sólo la lpiel arrugada
y la experiencia de los años.
Aférrate a la magia
de un sólo momento
capaz de cambiar toda tu vida.
Cree en el amor,
pues aunque a veces resulte ser doloroso,
es lo más bello
que la vida nos pueda ofrecer.

»€mß®û«, 03.03.2009