domingo, 30 de diciembre de 2018

Dentro de nada... Nochevieja



Dentro de nada… Nochevieja, ¿eh? ¡Qué estrés! Yo en Nochevieja, me da la sensación de que todo el mundo se lo está pasando bien, menos yo.

El estrés comienza con la cena. Aquello parece una prueba del Gran Prix: tienes que llevar bragas rojas, tener algo de oro para meterlo en la copa, preparar las doce uvas… Y contarlas varias veces, porque, como son todas iguales, te equivocas: Una, dos, tres,… una, dos, tres, cuatro,… Ésta pocha ya la he contado… Una, dos… siete, ocho… ¡Joder, las doce menos veinte! ¡Chavalín, trae el Rotring, que las voy a numerar, como en el Bingo!

Y tu madre: “¿Queréis venir, que se enfrían las gambas? ”

Que ésa es otra: te tienes que comer todo lo que está en la mesa… ¡antes de las doce! Que, con las prisas, más que pelar gambas, parece que estás desactivando una bomba. “¡Coño, las doce menos diez! ¡Mamá, no me da tiempo! ¡Hazme un sándwich con el cochinillo!!

...Y no eres el único que está agobiado, ¿eh? No hay más que ver la tele. Allí están la igartiburu y Ramón García, explicando a toda España cómo funciona un reloj. Acojonados por si se equivocan: “Cuando la aguja pequeña esté en las doce y la grande también… serán las doce”. ¡Coño, como todas las noches! 

Cuando por fin llegan las doce, en toda España se oye lo mismo:

Cla, cla, cla, cla… – Eso es la bola: cla, cla, cla…
Din -¡GLUP! -don… – ¡Ah no, que son los cuartos!
Din-don… – ¡Escupid que son los cuartos!
Din-don… – Pfbbbbbbbb…
Ton… – ¡Ahora, ahora!
Ton… – ¡Una!
- ¡Que no, que vamos por la segunda!
Ton… – Pues me meto dos…
Ton… – Seis…
- ¿Cómo que seis?
Ton… – A mí ya no me caben más, ¿eh?
Ton… – ¡Eh!, ¡deja mis uvas, cabrón!
Ton… – ¡Es que se me ha caído una al suelo!
Ton… – Bggggdffffff…
Ton… – A mí ya no me quedan…
Ton… – ¡Pues a mí me sobran cuatro!
Ton… – ¡Mamá, el abuelo está morado!
 
..Y cuando acaban, toda la familia con la boca llena de babas, a darse besos:
- Fffffelifsz año, eeeeeeeeeh, felifzcidadef, grfdddfd…

Y suena el teléfono: ¡Riiiiiiiiiing!
- ¡Pero, coño! ¿Ya están llamando? ¿No se pueden esperar?
- Pues a mí todavía me sobran dos…
- ¡Champán, que alguien abra el champán!

Pero, bueno, vamos a ver, ¿a vosotros os parece lógico empezar el año así? ¡Qué estrés, de verdad! Pero como es Nochevieja… tienes la obligación de divertirte. Así que después te vas a un fiestorro a un sitio en el que, si caben mil personas, el dueño ha decidido meter a cinco mil doscientas. ¡Muy bien! ¡Quédate en la calle si te apetece, con la pelona que está cayendo! Así que entras.
Lo bueno que tiene ir a un sitio así es que te puede pasar cualquier cosa. A mí el año pasado me ocurrió de todo. Yo estaba tan tranquila, tomándome mi cubatita de garrafón, cuando de repente un tío me cogió por detrás y me dijo: ¡¡¡¡COOOOOOOOONGAAAAA!!!!! Y, claro, ¿qué vas a hacer?, pues te pones a bailar… 

¡Eso te lo hace un tío en el autobús y le partes la cara! Pero como es Nochevieja… ¡Pues, hala!
Y de repente te das la vuelta y llevas cien personas enganchadas a tu culo. ¡A ver cómo escapas de ésta! Porque una conga es como una secta: entrar es muy fácil, pero salir es muy jodido. Porque en el garito hay como doce congas girando a toda pastilla… 

Bueno, pues iba yo conduciendo mi conga, cuando, de pronto, me veo venir en dirección contraria una conga suicida acojonante conducida por un gordo con casco de vikingo. pues, para evitar la colisión, di un giro brusco a la derecha…

¡Y me tragué entera una columna de espejitos! ¡Siniestro total!. Y yo, con una ceja abierta tirada en el suelo, pensaba: “Joder, como me hagan soplar ahora, la hemos cagao”. Y en ésas, me desmayé. Al despertar estaba en la sala de urgencias,.

Bueno, las urgencias esa noche, hay que vivirlas. Y como allí también es Nochevieja, el camillero lleva un gorrito de moro, la enfermera un collar de hawaiana, y el que te cose la ceja unos dientes de Drácula, ¡que te da una confianza…! El tío te dice:

- ¿Qué ha sido? ¿Con una moto?
- No, con una conga.
- ¡Ay!, si es que van como locos con las congas…

Cuando salí de allí me quería ir a mi casa, pero como era Nochevieja, acabé a las ocho de la mañana, con la ceja grapada, en un bareto…
- Oiga, póngame un chocolate con churros a ese módico precio de 4 Euros de ná.
- Pues sólo nos queda Nesquick y algunos dónuses… Es que los últimos churros se los han tomado los de una conga, ¡traían un cachondeo…!
Había un gordo que llevaba un casco de vikingo. ¡No le digo más!


(Visto en Facebook)


 

viernes, 28 de diciembre de 2018

Lo que me trajo Papa Noel


Me pregunta la gente qué me ha dejado Papa Noel. Y yo respondo que nada, como todos los años.

Pero la realidad no es esa:

Papa Noel me ha traído la gran fortuna de poder contar con mi hija preciosa que me ha hecho este año el mejor regalo que se le puede hacer a una madre: a mi precioso nieto que ya tiene 7 meses. Están los dos guapos y sanos. No puede haber mejor regalo que ese.

Papa Noel me ha traído la fuerza para poder deshacerme de las personas tóxicas en la vida y quedarme con las buenas. Que aunque son pocas, ahí están siempre, y no necesito más. La amistad incondicional es lo más preciado que podemos tener, a parte de la familia.

Papa Noel me ha traído nuevos clientes y el optimismo de ver que por duras que se pongan las cosas, siempre se puede volver a mejorar.

Papa Noel me trajo una bronquitis, podría quejarme, pero no. Tengo problemas con las vías respiratorias desde peque, y alguna que otra tecla que me toca la salud y me impide a veces hacer vida normal. Pero afortunadamente, no tengo ninguna enfermedad grave ni terminal, así que tengo la salud suficiente como para decidir si me dejo vencer o sigo adelante, aunque a veces sea difícil.

Papa Noel me ha traído salud para mis peludos, a los que quiero y adoro, porque son un claro ejemplo de amor incondicional y bondad. No son mis mascotas, son parte de mi familia.

Papa Noel me ha traído nuevas personas a mi vida que creo y confío merecen mucho la pena. El tiempo lo dirá, pero agradezco que ahora mismo formen parte de mi círculo de relaciones y estoy abierta a disfrutarlo al máximo.

Papa Noel me ha traído ilusión para empezar el nuevo año 2019 con fuerzas y ganas. 

¿Y aún digo que no me ha traído nada?

Cuando nos hablan de regalos en seguida tendemos a pensar en cosas materiales, y nos olvidamos de que la vida, en sí, ya es el mayor regalo que podemos tener.



CAG, 27.12.2018

sábado, 15 de diciembre de 2018

A mis ángeles en el cielo



A mis ángeles en el cielo, a los que tanto extraño, sobre todo en estas fechas.

No es lo mismo vivir una Navidad con tus seres queridos que sin ellos. Hace mucho, mucho tiempo que extraño celebrar la Navidad en familia, como cuando era niña. Pero sé que eso ya no es posible, y menos ahora, que tú también te has ido.

Me consuela pensar que por fin estás al lado del amor de tu vida, que os habéis reencontrado y que volvéis a ser felices. Y que desde donde quiera que estéis, podéis verme y sonreís al ver lo feliz que soy con mi hija y con mi nieto, aunque os eche mucho en falta.

Estas fechas son muy especiales, y es curioso ver cómo hay desavenencias en las familias grandes que siempre acaban discutiendo por alguna tontería en lugar de disfrutar de la excusa de estos días en los que las familias se reencuentran, y ser felices.

Yo nunca necesité, ni necesito, días especiales para decirle a las personas que quiero lo que siento por ellas. Pienso que no son necesarios. Cualquier día es bueno, para dar un beso, un abrazo, o un te quiero. No necesito excusas para hacerle un detalle a alguien que me importa. Entre otras cosas, porque la vida me ha enseñado que igual esas personas hoy están a tu lado, pero mañana ya no. 

Y aunque este post esté dedicado a mi padre y a mi madre, tampoco quiero dejar atrás a mi amiga Maite, que se fue demasiado pronto de mi lado y a la que quería muchísimo aunque nos vieramos poco. También te echo de menos a ti. Esas largas charlas por teléfono y las risas por cosas que solo tú y yo entendíamos.

Es importante tener un lugar en el presente para nuestros amigos, porque es posible que en un futuro muy cercano, de repente, dejen de estar entre nosotros. Son lecciones que me aprendí muy de joven, y que se me recordaron contigo. 

Espero volver a veros cuando me vaya de este mundo, o al menos reencontraros en alguna de mis próimas vidas. Porque os quiero. En presente, aunque ya no estéis. El cariño no se convierte en pasado, aunque las personas lo hagan. Y cuando alguien deja de estar en tu vida, el recuerdo permanece por siempre, y da igual los conflictos que existieran en vida, llega un momento en el que solo se recuerda lo bueno y te das cuenta de que era más de lo que pensabas.

Por eso es importante que nos demos cuenta de que el rencor y el orgullo en vida son muy perjudiciales e innecesarios, y que siempre, siempre, deberíamos recordar lo bueno de las personas a las que queremos y que nos rodean. Porque el día que dejen de estar cerca de nosotros, nos arrepentiremos y echaremos en falta a esas personas como nunca nos hubiéramos imaginado. 

Son esas pequeñas cosas importntes que se nos olvidan durante el día al día, pero que deberíamos tener más presentes en nuestras vidas.






El tiempo vuela

Aquí escribí el 20 del mes pasado un texto precioso dedicado a los 6 meses de Bryan, pero no se guardó. 

Mi niño ya tiene casi 7 meses y está precioso, y su mami y yo estamos muy orgullosas de él. Es un solete, se despierta con una risa y solo llora cuando tiene hambre o hay que cambiarle, y ultimamente también los dientecitos cuando le duelen (¡le está saliendo ya el primero!) o por el resfriado que tiene.

Me recuerda muchísimo a cuando mi hija Ainara era bebé, era igual de buena que él. Así que se puede decir, que afortunadamente lleva los genes de mi hija, incluyendo el gran parecido que tiene.

A mi peque, decirle que con sus 16 años está siendo muy responsable y lo está haciendo muy bien con su hijo. 

No tengo palabras para expresar lo mucho que os quiero.