domingo, 19 de febrero de 2006

El amor existe


Aquí estoy de nuevo, llena de emociones y sentimietos que quisiera plasmar aunque seguramente, como casi siempre, no lograré ni expresar la mitad de lo que es.
Estoy aquí, pensándote, soñándote, extrañándote... tú que has entrado como un terremoto en mi vida cuando menos me lo esperaba, rompiéndo mis esquemas y anulando todos mis miedos simplemente porque no te valen como excusa... Porque no será que no he intentado salir corriendo. Pero tú has sabido leer en mi, has sabido entender un no cuando era un si, sabes tener paciencia y demostrarme que no te interesan sólo mis sonrisas. Sabes estar conmigo aunque sólo sea para dormir abrazados cuando no estoy bien, darme un abrazo justo cuando lo necesito, darme una sonrisa cuando estoy triste.
Dime como no tengo que quererte si me has devuelto a la vida, me has dado ilusión... día a día consigues darme un motivo nuevo para despertar sonriendo pensando en ti... día a día me demuestras que estaba equivocada en tantas cosas... que se me había olvidado ser niña, que me había refugiado tanto detrás de mi fachada de invencible que casi dejo que se me escape la vida...
Ahora lo has conseguido, cada día me dejo llevar más, me entrego más, creo más en que esto puede funcionar... hacía mucho (demasiado) tiempo que nadie había logrado hacerme sentir como tú lo haces.
Gracias por no haberme permitido echarte de mi vida cuando lo intenté, gracias por haber persistido. Y sobre todo, gracias por haberme demostrado lo más importante de todo : que el AMOR, aunque a veces juege al escondite con nosotros, EXISTE.
Para mi niño, con todo mi amor.

jueves, 9 de febrero de 2006

Pensamiento



De nuevo mucho tiempo sin escribir, demasiado para mi gusto. Ocurre que siempre hay algo que es más importante, o simplemente muchos días no siento ganas ni fuerzas de ponerme a escribir nada. Es como si la inspiración que me invadía el pasado año se hubiera cogido vacaciones y no piense volver...
Este año debía empezar con cambios positivos, con fuerza, con ánimos... y así ha sido excepto en algunas cosas. Hay, como siempre, mucho trabajo y mucho afán de superación. Para mediados de año se supone que se acabaron los eternos problemas económicos, el eterno depender de personas a las que no les quiero deber nada mas de la cuenta. También sigo trabajando en algunos proyectos de los cuales no quiero comentar nada más por el momento a pesar de que algunas personas muy cercanas ya conocen.
En mi vida sentimental ha entrado un ángel... alguien inesperado, alguien que me hace sentir bien, y alguien que me aguanta demasiado para mi gusto. Me lo tomo con ilusión, pero no sin escepticismo... no quiero precipitar nada ni quiero acabar haciendo daño a nadie. El tiempo dirá, para bien o para mal, si estamos hechos el uno para el otro o no. Quien lo lea pudiera decir que no reboso ilusión al hablar de ello... pero es que parece que cada noticia buena en mi vida tenga que ir unida a diez malas, y de nuevo me martiriza la eterna pregunta de cuál será el sentido de la vida.
Estamos aquí para aprender lecciones, si. Pero tantas cosas son tan injustas y a pesar del tremendo deseo que siento por poder evitarlas sé que no está en mis manos. Me pregunto en qué lugar se queda el ser humano, y me hace gracia darme cuenta que a pesar de creernos todopoderosos no somos más que un juguete dentro del inmenso universo. Una marioneta obligada a vivir dentro de las limitaciones que la vida nos impone, posibilidades económicas, familia, trabajo, salud... algunas cosas seguramente están en nuestras manos como dicen todos esos mensajes motivadores en grupos y comunidades, pero cuando hablamos de enfermedad ¿no es cierto que sólo somos un instrumento más atado a la voluntad del destino?
La verdad, no creo que hoy sea el mejor día para seguir escribiendo.
Sólo decirle a mi niña guapa (tú ya sabes quién eres) que aquí estoy para lo que necesites y que todo saldrá bien.
Y a tí, mi ángel, que me perdones por no ser yo misma, por estar sumida en mil pensamientos que al fin y al cabo no sirven para nada porque yo no soy quien para cambiar el destino... en ninguno de los sentidos. Y darte las gracias por tu infinita paciencia conmigo.
Os quiero... aunque a veces no sea capaz de demostrarlo (ya veis, ni siquiera yo soy perfecta).