domingo, 28 de diciembre de 2014

Las mejores cosas




Las mejores cosas no se buscan, ni se planifican. Simplemente surjen... cuando menos te lo esperas y con quien menos te las esperas. Y está en nuestras manos dejarlas pasar o aprovechar la oportunidad y disfrutarlas al máximo. 


En tus manos



Amor:

Ya tienes en tus manos 
la llave de mi corazón,
mi mayor ofrenda,
dejar caer mi armazón.

Ya llevas mi marca
en tu piel grabada a fuego.
y tienes mi alma servida
en bandeja de plata.

Ya no hay vuelta atrás,
ni forma de escapar
de este embrujo que me consume
de ganas de fundirme contigo
y no soltarte jamás.

Ya no queda orgullo en el que refugiarme,
ni puedo ya protegerme
con las barreras que duré en construir
durante tantos años
para que nadie más me hiciera daño.

Aquí me tienes, 
desarmada e indefensa,
a la merced de lo que quieras hacer de mi.

En tus manos queda decidir,
si mueres por mi y me haces feliz
o prefieres cerrar los ojos ante este total rendimiento,
demostrándome que no tienes los mismos sentimientos
y dejándome morir por ti.


© Claudia Aragón García


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Mi poesía



No necesito eternidades,
sonrisas simuladas
ni palabras innecesarias.

Me basta una mirada
y esos instantes,
en los que sin mediar palabra,
se funden nuestras almas.

Me basta un roce furtivo
que nos recuerde siempre
qué es lo que nos ha unido.

¿Aún te quedan dudas de lo que busco?

No busco algo pasajero que se desvanezca en el tiempo...
No quiero ya más pasiones fugaces, ni poesías dichas al viento.

Porque tú eres mi poesía,
el que consigue sacarle una sonrisa
a mi triste corazón 
cuando las cosas no van bien;
el que alegra mis días
y ocupa el espacio de mis sueños por la noche.

No necesito más.

Sólo te quiero a ti...

En mi vida...

Para siempre...


© Claudia Aragón García




lunes, 8 de diciembre de 2014

Me llora el alma





Ya no me quedan lágrimas para llorar por ti. Debí quedarme seca de dolor la última vez que lloré por alguien. Pero eso no significa que no esté decepcionada y dolida. Puede que no me veas llorar por los ojos, pero me llora el alma.
No hay peor cobardía que la de alguien que demuestra mucho y no dice nada, de alguien que a la hora de decir se echa atrás y desaparece. No hay mayor desprecio que decir algo en un momento que no toca y dejar más dudas que respuestas. 
No querías que me escapara... y me lo has puesto fácil, provocándome para que fuera yo la que acabe huyendo. Quizá mi cobardía sea peor aún que la tuya. Pero ya te dije que estoy cansada de que me hagan daño, y la mejor y única forma que veo de no sufrir más de lo necesario, es justamente desapareciendo de tu vida.
Fue bonito, muy bonito. Y es una lástima que ninguno de los dos tenga el valor de luchar por lo que nos unió. Si nuestros caminos están destinados a permanecer juntos, el tiempo hará que volvamos a cruzarnos.
Mientras tanto, te deseo un feliz camino.
Yo me quedo aquí, con las nubes en mis ojos y en mi corazón, extrañándote.
Y deseándote lo mejor.




martes, 2 de diciembre de 2014

Si las mujeres entendieran



Si las mujeres entendieran…

Que los hombres también tienen miedos, pero sin tanto permiso para mostrarlos.
Que hay emoción en el ruido de un motor o en el grito de un gol.
Que valoran mucho más el exceso de sonrisas que tres kilos menos.


Lo abrumador de ser el sostén económico de una familia.
Lo que es tener que ser valiente, poderoso y exitoso a toda hora.
Lo molestas que son las comparaciones con “el marido/novio de”.
La necesidad que tienen de un abrazo que no siempre saben pedir.
Lo difícil que es comprender lo que nunca les han enseñado.
Las lágrimas que no se animan a llorar.


El poder que tenemos sobre ellos.


Que ellos también pasan noches sin dormir.
Que necesitan silencio como nosotras charla.
Que no andan por la vida pensando en cómo lastimarnos.
Que son más débiles de lo que su altura y músculos dirían.
Que sacar lo mejor o peor de ellos está en nuestras manos.
Que piensan y razonan diferente.
Que sienten muy parecido.
Que demuestran sentimientos como pueden o como aprendieron.


Si las mujeres entendiésemos todo esto, si lográsemos mirar más allá de algunos olvidos, si nos diéramos cuenta de que no hay todos o ninguno, si pudiésemos sentir que para ellos la mejor demostración de amor es habernos elegido, si las mujeres bajáramos un poquito la guardia, los reproches y tantos reclamos, si pudiéramos incrementar las sonrisas, los brindis y la picardía y si los dejáramos hacer sin tanto mandato ni expectativa, comprenderíamos que somos lo que le da sentido a sus vidas. Como mujeres, novias, madres, hijas, hermanas o amigas.


Al final del día, donde se acaban las bromas, donde no hay público ni formas, donde solo queda un hombre y sus latidos, ahí estamos nosotras... con el que cada una eligió.