sábado, 31 de mayo de 2014

Atado en libertad



Te quiero como persona,
te deseo como hombre,
te adoro como amigo.

Te dejo libre,
 como el ser individual que eres;
atándote a mi,
dándote todo lo que mereces.
 


© Claudia Aragón García



jueves, 29 de mayo de 2014

Pequeños momentos





Porque no necesito tu presencia para sentirte,
y tus ausencias son la garantía de un nuevo encuentro.
Sin pretensiones, sin exigencias, sin miedo.
Porque no hay forma más bonita de estar junto a otra persona
que sentir que el reencuentro es ansiado por ambos...
Porque es así como juntos volamos.
Puede que no con el mismo destino,
pero sí compartiendo camino.

Disfrutando del vuelo mientras pasan las horas,
cuyo paso no sentimos mientras estamos juntos
 y compartiendo esos pequeños momentos
que nos hacen sentir vivos,
sin pensar en qué será mañana.

 © Claudia Aragón García


lunes, 12 de mayo de 2014

Muerte



"Yo ya sabía que la muerte existe. Nos roza con su mano helada y nos marca con su huella, sin aviso y sin compasión...
...Sí. Yo ya había visto la cara de la muerte. La conocía bien. Pero todavía no me había enfrentado a su lado más cruel, ese que se lleva una parte de ti mismo y te envuelve en un vacío que no puede volver a llenarse. El que te obliga a reprocharte las cosas que se quedaron por hacer; lo que no dijiste; lo que no deberías haber dicho; y lo que se dio por entendido pero nunca salió de tu boca."



"Mientras pueda pensarte" - Inma Chacón



Te quiero


 Cuando pienso en ti,
cierro los ojos y me olvido del mundo.
No puedo evitar una sonrisa tonta
y sentirme feliz como nunca.

A veces me invaden los miedos,
y me persiguen los fantasmas del pasado.
Me complico la vida sin necesidad,
en lugar de disfrutar de lo que tengo.

Aunque sé que en realidad,
no debería ser tan complicado.

Es tan sencillo,
o tan difícil,
como mirarte a los ojos
y decirte, simplemente,
que te quiero.

 © Claudia Aragón García


 


domingo, 11 de mayo de 2014

Miedos


¿Quién eres?
¿Qué te ha pasado?
¿Quieres vivir asi?

Anatomía de Grey


¿En realidad cuántos de nosotros nos hemos preguntado alguna vez estás cosas? Todos, cuando fuimos pequeños, crecimos con sueños. Independientemente de si pudimos desarrollar debidamente nuestras partes fuertes y nuestras ilusiones o no.
Con los años, las malas experiencias se van acumulando y muchos perdemos la fé y la confianza en que algo bueno nos pueda suceder.
Llega un momento en el que estás tan cansada de intentarlo que decides no buscar nada más que pueda llegarte, a nadie que se te pueda acercar demasiado y a nadie que te pueda hacer sentir más de la cuenta.
Aún así, las cosas no son siempre como uno quiere. Estás ahí, tan tranquila, sin esperar nada. Y te encuentras con más de lo que hubieras soñado. Decides que lo quieres a tu lado, pero por mucho que te esfuerces y por mucho que hayas aprendido a soltar el pasado, los fantasmas por momentos te persiguen y te hacen pensar más de la cuenta. Te asustas, y te dan ganas de salir corriendo.
Quieres hablar de ello pero no sabes por donde empezar. Te sientes tan bien con la compañía que tienes que hasta se te olvida que querías tocar el tema, pero cuando pasa un tiempo los monstruos vuelven para recordarte que no estás a salvo.
Y no, no quieres vivir así. Pero tampoco sabes cómo evitarlo. Es tan fácil ser feliz cuando esa persona está a tu lado, pero el recuerdo de que todo lo bueno que has tenido en tu vida no ha sido al final más que un fracaso no te lo pone fácil.
Cuando te das cuenta de que extrañas a esa persona, de que en realidad desearías poder pasar más tiempo a su lado, conociéndola, disfrutando con ella, de repente los miedos comienzan a acecharte y te advierten de que no es bueno sentir más cariño de la cuenta. Consiguen asustarte, hacen que le des vueltas a hechos que crees que tienes asumidos y llevas bien, pero que en los momentos flojos te preocupan más de lo que debieran.
¿Cómo enfrentarte a ello? Plantándoles cara, está claro. Pero ¿cómo se consigue? Sinceramente, ni idea. Espero que con el tiempo y paciencia incluso los miedos que quedan se desvanezcan.
Mientras tanto intento controlar cada vez más la situación cuando me invaden ese tipo de sentimientos y no darles más que el valor que realmente han de tener...
Y recordar que aunque los monstruos estén ahí, sólo se pueden hacer grandes si tú se lo permites.