jueves, 9 de febrero de 2006

Pensamiento



De nuevo mucho tiempo sin escribir, demasiado para mi gusto. Ocurre que siempre hay algo que es más importante, o simplemente muchos días no siento ganas ni fuerzas de ponerme a escribir nada. Es como si la inspiración que me invadía el pasado año se hubiera cogido vacaciones y no piense volver...
Este año debía empezar con cambios positivos, con fuerza, con ánimos... y así ha sido excepto en algunas cosas. Hay, como siempre, mucho trabajo y mucho afán de superación. Para mediados de año se supone que se acabaron los eternos problemas económicos, el eterno depender de personas a las que no les quiero deber nada mas de la cuenta. También sigo trabajando en algunos proyectos de los cuales no quiero comentar nada más por el momento a pesar de que algunas personas muy cercanas ya conocen.
En mi vida sentimental ha entrado un ángel... alguien inesperado, alguien que me hace sentir bien, y alguien que me aguanta demasiado para mi gusto. Me lo tomo con ilusión, pero no sin escepticismo... no quiero precipitar nada ni quiero acabar haciendo daño a nadie. El tiempo dirá, para bien o para mal, si estamos hechos el uno para el otro o no. Quien lo lea pudiera decir que no reboso ilusión al hablar de ello... pero es que parece que cada noticia buena en mi vida tenga que ir unida a diez malas, y de nuevo me martiriza la eterna pregunta de cuál será el sentido de la vida.
Estamos aquí para aprender lecciones, si. Pero tantas cosas son tan injustas y a pesar del tremendo deseo que siento por poder evitarlas sé que no está en mis manos. Me pregunto en qué lugar se queda el ser humano, y me hace gracia darme cuenta que a pesar de creernos todopoderosos no somos más que un juguete dentro del inmenso universo. Una marioneta obligada a vivir dentro de las limitaciones que la vida nos impone, posibilidades económicas, familia, trabajo, salud... algunas cosas seguramente están en nuestras manos como dicen todos esos mensajes motivadores en grupos y comunidades, pero cuando hablamos de enfermedad ¿no es cierto que sólo somos un instrumento más atado a la voluntad del destino?
La verdad, no creo que hoy sea el mejor día para seguir escribiendo.
Sólo decirle a mi niña guapa (tú ya sabes quién eres) que aquí estoy para lo que necesites y que todo saldrá bien.
Y a tí, mi ángel, que me perdones por no ser yo misma, por estar sumida en mil pensamientos que al fin y al cabo no sirven para nada porque yo no soy quien para cambiar el destino... en ninguno de los sentidos. Y darte las gracias por tu infinita paciencia conmigo.
Os quiero... aunque a veces no sea capaz de demostrarlo (ya veis, ni siquiera yo soy perfecta).

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