sábado, 15 de diciembre de 2018

A mis ángeles en el cielo



A mis ángeles en el cielo, a los que tanto extraño, sobre todo en estas fechas.

No es lo mismo vivir una Navidad con tus seres queridos que sin ellos. Hace mucho, mucho tiempo que extraño celebrar la Navidad en familia, como cuando era niña. Pero sé que eso ya no es posible, y menos ahora, que tú también te has ido.

Me consuela pensar que por fin estás al lado del amor de tu vida, que os habéis reencontrado y que volvéis a ser felices. Y que desde donde quiera que estéis, podéis verme y sonreís al ver lo feliz que soy con mi hija y con mi nieto, aunque os eche mucho en falta.

Estas fechas son muy especiales, y es curioso ver cómo hay desavenencias en las familias grandes que siempre acaban discutiendo por alguna tontería en lugar de disfrutar de la excusa de estos días en los que las familias se reencuentran, y ser felices.

Yo nunca necesité, ni necesito, días especiales para decirle a las personas que quiero lo que siento por ellas. Pienso que no son necesarios. Cualquier día es bueno, para dar un beso, un abrazo, o un te quiero. No necesito excusas para hacerle un detalle a alguien que me importa. Entre otras cosas, porque la vida me ha enseñado que igual esas personas hoy están a tu lado, pero mañana ya no. 

Y aunque este post esté dedicado a mi padre y a mi madre, tampoco quiero dejar atrás a mi amiga Maite, que se fue demasiado pronto de mi lado y a la que quería muchísimo aunque nos vieramos poco. También te echo de menos a ti. Esas largas charlas por teléfono y las risas por cosas que solo tú y yo entendíamos.

Es importante tener un lugar en el presente para nuestros amigos, porque es posible que en un futuro muy cercano, de repente, dejen de estar entre nosotros. Son lecciones que me aprendí muy de joven, y que se me recordaron contigo. 

Espero volver a veros cuando me vaya de este mundo, o al menos reencontraros en alguna de mis próimas vidas. Porque os quiero. En presente, aunque ya no estéis. El cariño no se convierte en pasado, aunque las personas lo hagan. Y cuando alguien deja de estar en tu vida, el recuerdo permanece por siempre, y da igual los conflictos que existieran en vida, llega un momento en el que solo se recuerda lo bueno y te das cuenta de que era más de lo que pensabas.

Por eso es importante que nos demos cuenta de que el rencor y el orgullo en vida son muy perjudiciales e innecesarios, y que siempre, siempre, deberíamos recordar lo bueno de las personas a las que queremos y que nos rodean. Porque el día que dejen de estar cerca de nosotros, nos arrepentiremos y echaremos en falta a esas personas como nunca nos hubiéramos imaginado. 

Son esas pequeñas cosas importntes que se nos olvidan durante el día al día, pero que deberíamos tener más presentes en nuestras vidas.






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