Qué importa que no fueras mío,
si cada vez que podíamos vernos,
cada vez que se fundían nuestros cuerpos,
o con el roce de un simple beso,
cada vez que se cruzaban nuestras mirads,
y cada vez que creabamos un nuevo recuerdo,
tu alma y la mía se tocaban
creando un nuevo universo.
Qué sabrán los que dicen que no fuiste mío,
si en el alma llevamos grabados
cada uno de los instantes
que juntos pasamos.
Y aunque el destino no quiera
que nuestros caminos se vuelvan a cruzar,
nos llevamos el uno al otro
marcados a fuego
en cada uno de nuestros recuerdos.