martes, 2 de abril de 2013

Eterna juventud


 
Y mientras ella expiraba su último aliento, él recobraba su vida. Cada gota derramada era un latido de su viejo corazón, cobrando fuerza del sufrimiento de su víctima. Probó la sangre que permanecía en sus dedos, y el sabor dulce y caliente del elixir de la vida le trajo dulces recuerdos de vidas pasadas que apenas conseguía recordar.
Ella le miró antes de que las fuerzas la abandonaran del todo, dándose cuenta de que lo que tenía delante no era un hombre corriente. Quiso amarle y había apostado su vida por él. Una apuesta cara, teniendo en cuenta que él no daba un duro por ella. Prueba de ello era la situación en la que se encontraba. Maríe exhaló un último suspiro. Antes de abandonar este mundo por el resto de sus días, le miró fijamente a los ojos.
Y sin darse cuenta, fue testigo del secreto de la eterna juventud...






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