sábado, 2 de julio de 2016

Cuando te invade el vacío



Pasa en esta vida que cada vez que piensas que estás a puno de levantar cabeza y ser feliz pasa algo que te deja de nuevo en tus cenizas, y con cada vez que eso ocurre tienes menos fuerzas e incluso ganas de renacer.

He pasado por tanto ya en esta vida que hay momentos que me pregunto para qué volver a empezar con la edad que tengo, sabiendo que al final todo se va al carajo y acabo de nuevo destrozada.
Sé que mi actitud no es buena, pero no sé como cambiarla. Me estoy convirtiendo en antisocial, cuando lo que más me gusta es estar con gente, y sin darme cuenta tengo de nuevo una coraza de esas que lo único a lo que te ayudan es a espantar a quien realmente podría ser una buena persona que quiera estar a tu lado.

Si a eso le unes el tipo de personas con el que doy en esta vida, tampoco apetece mucho conocer a gente nueva. O lo que es peor aún, lo haces porque te apetece y sabes que es necesario, pero de repente te invade el miedo - ¡pánico! -  e inventas cualquier excusa para tirarlos de la vida de la peor forma posible, sin que sepan ni lo que ha pasado porque en el fondo ni tú misma lo sabes.

Ahora mismo me siento vacía. Me siento tan vacía que no me quedan ni lágrimas para llorar, y no será porque no tengo ganas desde hace tiempo. Pero no soy capaz. Por mucho que lo intente, las lágrimas no brotan y es lo que me impide limpiarme por dentro para poder comenzar a respirar de nuevo. Me siento, literalmente, asfixiada.

Estoy en un punto en el que no sé si salir a comerme el mundo a pesar de lo que pueda pasar o meterme en una cueva y esperar a que algún día por fin acabe esta vida y pueda emprender un viaje nuevo, esperemos, que más agradable que este en el que estoy embarcada en esta vida.
Aunque por desgracia, aunque eligiera la primera opción, siento que tampoco sería capaz de hacerlo.

Me falta motivación. Me faltan fuerzas y ganas. Me falta ese algo por qué luchar. Me falta, simplemente, todo lo que se necesita para ser feliz, empezando por mí misma.

Solo queda esperar y ver qué pasa... sola no saldré de este letargo, pero tampoco quiero compañías falsas. Es un círculo vicioso del que no sé cómo salir. Mis mejores amigos tienen sus propias vidas o están lejos.

Y odio sentirme tan vacía, aunque si le viera la parte buena, me daría cuenta de que es lo mejor que te puede pasar para empezar a llenarte de las cosas bonitas que la vida esconde por ahí fuera.

Intentaré pasar el día hoy como uno más... y espero estar mejor mañana, o quizás pasado.

Veremos lo que el tiempo trae y si esta vez consigo volver a renacer o no.




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