lunes, 22 de agosto de 2016

Hundida



Llega un momento en la vida en el que ya no aguantas tanto dolor, tanta adversidad, tanta soledad, tanto luchar.

Necesitas un descanso de la vida y te acabas derrumbando, y lo pagas con las personas que más quieres causando un daño quizás irreversible, quebrantando la confianza y clavándoles un puñal cuya herida sólo podrá cicatrizar con el perdón y el paso del tiempo.

Y es entonces cuando te das cuenta de que sin darte cuenta, te estás convirtiendo en aquello que tanto odias y que un día juraste alejar de tu vida por siempre.


 
 

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