A parte de haber quedado claro de que la empresa en la que estaba no era ni seria ni las personas que la llevan son profesionales, mi trabajo nuevo me aporta una estabilidad que hoy por hoy necesito y que me va a ayudar a solucionar algunos asuntos que eran los que más me preocupaban.
El cambio no es solo a nivel laboral, siento que estoy en una temporada de crecimiento personal (aunque quizás suene mal que lo diga yo misma), aprendiendo de todo lo que me rodea y me sucede. Y eso me hace sentir bien conmigo misma, y mejor aún con las personas que me rodean.
También es cierto que ya ha acabado el verano y ya tengo conmigo practicamente todos los días a mi hija, a la que he echado mucho de menos. Y es como todo, cuando está conmigo acabo agotada y hasta el moño, pero cuando no lo está me falta lo mejor que tengo en mi vida. Sus besitos, sus abrazos y sus te quieros son los que me aportan la fuerza que necesito para no perder el rumbo.
Así que ahora que ha pasado el verano y todo vuelve a su cauce, y que algunas personas que me rodean también parecen estar encontrando su rumbo, todo está más calmado y con mejor aspecto.
Y a pesar de no ser este un post que se refiera a nadie en concreto, me gustaría dedicarlo a una personita a la que por las circunstancias puedo ver muy poco y que echo mucho de menos, a pesar de que siempre estamos presentes en la otra. Y que me dijo que leer mi blog la animaba y que echaba de menos mis posts. Este post va por ti, mi niña, que sigues enclaustrada en tus cuatro paredes en Murcia luchando por tirar palante... porque sabes que te quiero y que daría lo que fuera por poder ayudarte y poder estar allí haciéndote compañía.
Porque todas las demás personas en mi vida tienen las riendas de sus vidas en la mano, sepan manejarlas mejor o peor. Pero la tuya está en manos del destino, y todos estamos pendientes de ti. Precisamente porque nos importas.Y porque, a pesar de lo que te pueda parecer, eres un rayito de luz dentro de la oscuridad. No lo olvides nunca.
Para mi niña, Nusky... con todo mi cariño