Libre

Abrir las alas y alzar el vuelo sin destino, en muchas ocasiones es lo único que nos queda, y es lo que más deberíamos aprovechar en esta vida. Volar y volar, sin buscar, detenernos en observar lo que nos rodea, valles, montañas, ríos y océanos... cada piedra con la que tropezamos nos hace más fuertes y un poco más sabios, y cada vez nuestro vuelo será más alto y veremos mejor el horizonte.
Tendremos los ojos más abiertos, nos dará menos miedo tocar fondo porque sabemos que es la única forma de volver a la libertad.
Y yo, estoy segura, algún día tocaré el cielo con mis manos y rozaré con las yemas de mis dedos las estrellas al caer la noche.
Quizá en cada una de ellas pueda ver a cada una de las personas que una vez estuvieron y ya no están, y en lugar de ver lo malo agradeceré cada granito de arena que aportaron a mi vida, haciéndome feliz durante años, meses, días, horas... o quizá solamente unos segundos fugaces ya casi caidos en el olvido.
Pero aunque me embarguen por momentos instantes de melancolía, la luna me iluminará la noche guiándome en mis pasos y acompañandome en cada uno de mis vuelos.
Y cuando, por fin, salga el sol, todo habrá sido sólo un sueño y despertaré feliz por vivir un día más, agradeciéndo todo lo bueno que tengo en mi vida y cada una de las adversidades que se me ofrecen para crecer como persona.
Y seguiré volando libre, acompañada de los seres que más me quieren... buscando mi camino sin cesar y luchando hasta el final.