Aquellos que sigan mi blog con regularidad se habrán dado cuenta de que en los últimos tiempos ha sufrido una metamorfosis, unos cambios de gusanito de seda a mariposa, que de forma frágil abre por primera vez sus alas con una nueva belleza y un nuevo concepto del mundo.
También yo, Embrujada_por_ti,
»€mß®û«, o Claudia, como querais llamarme, he pasado mucho en esta vida y he compartido muchas vivencias con nosotros. Este año he cumplido 40 tacos y estoy viviendo esta metamorfosis en mi propia piel. Los cambios son buenos, son necesarios, para ir aprendiendo y creciendo en esta vida.
Comienza una nueva era en mi vida, no sé si puedo achacarlo a la madurez, ya que sigo siendo una cabra loca, impulsiva, sigo siendo la misma impaciente que siempre, la misma que no soporta las mentiras y a la que las injusticias le sacan de quicio y lucha por la justicia del mundo sabiendo que sola no va a poder cambiar nada, pero que si nadie empieza, las cosas cambiarán menos aún.
Detrás del dolor por una reciente ruptura y por ver que después de dos años de ausencia, el padre de mi hija ha sufrido también una metamorfosis, pero negativa, pensando sólo en su propio bien y el de su mujer y haciendo sentir a mi hija que no la quiere, está mi alma luchadora, la que siempre me acompaña aunque a veces esté retomando fuerzas y se mantenga al margen.
Siento que mi vida y la de mi hija van a cambiar a mejor, ella está cada vez es más grande, más bonita y es más independiente. Y yo, aunque esté cansada, cada vez soy más fuerte. Cada vez tengo más claro que hay gente con la que no merece la pena perder el tiempo, y que hay cosas que han de aceptarse como son, por mucho que no se puedan entender. Se acabaron los tiempos de perder el tiempo buscando porqués.
Sé lo que quiero, sé como lo quiero y voy a por ello. A quien no le guste, dos faenas tiene, y mejor será que aparte de mi camino. Porque voy con las pilas a tope para no dejarme pisar más en esta vida, y lo que es mucho más importante, no pienso permitir que nadie pise nunca más a mi hija.
Si antes ya era "la mala", algunos se pueden preparar. Porque yo a buenas soy muy buena, pero mejor no me busqueis las cosquillas porque soy mucho mejor siendo mala. Algunos se creen que porque haya aguantado muchos años siendo buena, o como suelo decir yo "haciendo el tonto", pueden hacer conmigo lo que les de la gana. Pues va a ser que no. Yo he sido buena porque me interesaba por el bien de mi hija, pero en el momento que mi hija deja de estar bien, saco todas las armas disponibles.
Así que aquí me teneis, dispuesta a luchar hasta el final, por mi felicidad y por la de mi hija. Dispuesta a seguir adelante, dispuesta a no tener que depender nunca más de nadie para absolutamente nada. Dispuesta a conseguir todos esos sueños que por un motivo o por el otro siempre se han quedado por el camino. Sobre todo porque cometí el fallo de creer en gente que nunca creyó en mí. Va siendo hora de creer y confiar en mi misma, porque yo valgo mucho y no necesito demostrarle nada a nadie.
Tengo a mi lado la gente que necesito: mis amigos que son mi familia, porque por desgracia no tengo una familia verdadera desde hace demasiado tiempo. Me he pasado toda mi vida intentando construir una familia y he estado mucho tiempo pensando que había fracasado. Pero en realidad no es así. Porque a veces, los lazos que se crean entre los buenos amigos son mucho mejores que los que hay entre parientes de sangre. La edad también sirve para ir dándose cuenta de esos pequeños pero importantes detalles.
A los que me quereis, deciros que os quiero y daros las gracias por estar a mi lado. A los que me envidiais, deciros que abrais bien los ojos porque me vais a envidiar aún mucho más. Y a los que intentais joderme... mejor apartaros de mi camino si no quereis que os pase por encima una apisonadora.