domingo, 1 de enero de 2017

Balance 2016



Ya ha pasado otro año. Este mes ya cumplo 45. Y quién me lo diría, porque en parte me siento más joven que nunca. Estar rodeada durante tanto tiempo de mi hija adolescente, su noviete y sus amigos hace lo suyo, imagino. 

Aún así, no me avergüenzo de la edad que tengo, en parte porque físicamente aparento menos o eso dicen las malas lenguas, y en parte porque cada experiencia vivida aporta sabiduría y madurez a cualquier persona abierta a aprender de la vida.

Así que hoy quiero mirar atrás sin orgulo ni rencores y sacar el balance del año pasado, que aunque haya tenido, como todos, partes malas, también ha tenido muchas buenas.

Cada año me hago más selectiva con las personas que me rodean, lo que desde fuera puede ser interpretado como que cada año me quedo más sola, pero no es así. En realidad cada año me rodeo de menos personas pero que me aportan muchísimo más que las que dejo salir de mi vida. Y eso aporta mucha calidad y tranquilidad a mi vida.

Es cierto que últimamente ando muy despistada y con falta de concentración porque tengo muchísimo estrés, y eso se traduce en una mala organización en muchos sentidos. Pero espero poder centrarme este año y así dedicarme a lo más importante con todo mi empeño: mis proyectos laborales y literarios.

Porque desde luego, mi vida privada necesita cualquier cosa excepto organización. A pesar de haber pasado muchos años planificándolo todo y queriéndolo controlar todo, me he dado cuenta de que las mejores experiencias en el plano personal se tienen cuando las cosas no se planifican: hay que dejar que las cosas fluyan. 

¿Y a caso no es más bonito dejar que la vida te sorprenda en lugar de llevar siempre el peso encima de hacer planes que en la minoría de los casos se cumplen? Porque en la vida pasa eso, mientras tú haces planes, ella te lleva por su propio camino. Te pone piedras en el camino o personas con las que no contabas, o saca a otras de tu vida con las que contabas compartir innumerables experiencias más.

Así que resumiendo, doy gracias a todos y cada uno de mis amigos que han compartido este año 2016 conmigo, por aguantarme en las buenas y sobre todo en las malas, por ayudarme cuando lo he necesitado, por su cariño desinteresado.

Y por supuesto a mi hija, que a pesar de ser una adolescente con las hormonas revolucionadas es mi gran orgullo, mi amiga, mi apoyo en momentos difíciles. Es una gran persona con grandes valores y se convertirá en una mejor persona de lo que es, con mejores valores, a lo largo de los años. De eso estoy segura; y ya puestos también la aportación de mi yerni por hacerla feliz, porque ver feliz a mi hija es lo que más me importa en esta vida y no tiene precio.

Y también a todas esas personas que han pasado por mi vida y han vuelto a salir de ella, porque cada una de ellas ha pasado por un motivo aunque yo posiblemente no o sepa aún, pero creo firmemente en ello. Sobre todo a una persona muy especial que he conocido este año y que saca mi verdadero yo, lleno de sensibilidad y pasión, bondad y por qué no, también carácter. Porque así soy yo, y muy pocas personas consiguen sacar lo mejor de mi.

Definitivamente puedo decir, que aunque no haya sido mi mejor año, no ha sido tampoco malo del todo. Y con eso me quedo, agradeciendo cada cosa buena que me haya ocurrido durante los últimos 12 meses.

Empiezo el año con fuerza, ilusión, optimismo, y nuevos proyectos, y eso es lo que cuenta.

Desde aquí os envío a todos y cada uno de vosotros un gran beso y os deseo un muy feliz año 2017, porque este año va a ser grande, va a ser especial. Lo he empezado con buen pie y lo presiento así.




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