domingo, 16 de octubre de 2005
Miedos
Está comprobado que a estas alturas todas las personas en esta vida tenemos nuestros fantasmas, y quien diga que no o es muy afortunado, o simplemente miente.
La vida, las malas experiencias, los desengaños; dejan heridas a veces dificiles de cicatrizar, y aunque a veces parezca a primera vista que la herida ya está cerrada, solamente es así en la superficie, pero por debajo todo sigue reciente y eso nos hace tener mil y un miedos a seguir adelante, a sentirnos vivos, a sentir... y sobre todo, a volver a enamorarnos.
Todos sabemos que las heridas más dificiles de curar son las que cicatrizan de fuera hacia dentro, porque tardan más, mucho más en cerrarse que una herida normal que cicatriza de dentro hacia fuera.
En nuestra sociedad es muy típico ver a personas que salen de relaciones fracasadas, por distintos motivos, pero todas ellas marcadas por la mala experiencia vivida. Personas que fingen ser felices tal y como están, pero a las que en el fondo les falta algo, y van perdidos buscando ese cariño que necesitan sin ni siquiera darse cuenta que aunque se lo niegen, lo necesitan en sus vidas como el aire para respirar.
Y es muy fácil decir, vive al día, no sabes lo que pasará mañana... estoy muy bien como estoy, no necesito compromiso... pero todo esto no son más que palabras, ensombrecidas por un hecho innegable y presente en la vida de todos los que estamos en una situación así... que no dejamos de estar SOLOS.
Así que todo va bien mientras estamos rodeados de nuestra gente, bien sean los amigos, nuestros hijos, padres, hermanos... pero ¿cuando estamos solos?
Demasiado tiempo para pensar... demasiado tiempo para sentirnos solos... y conoces a alguien y no haces más que repetirte que está muy bien como amigo, pero nada más... incluso a veces aunque sea obvio que hay mucho más que eso.
Pero claro, hablar es mostrarse vulnerable, significa que nos puedan hacer daño... y eso no lo podemos permitir. Nos encerramos en nuestro cascarón para seguir como antes, sin darnos cuenta que eso es lo que realmente nos perjudica, pues estando a salvo de que nos hagan daño los demás evitamos ésto logrando algo mucho peor : hacernos daño nosotros mismos, por encerrarnos no solos... sino acompañados de la eterna sombra de nuestra fiel compañera LA SOLEDAD.
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