martes, 12 de junio de 2018

Amistad





Conozco a muchas personas que presumen de la cantidad de amigos que tienen, y me sale una leve sonrisa porque lo que no saben es distinguir entre verdaderos amigos y simples conocidos.

Yo siempre he insistido en que lo diferencio mucho, y es que en esta vida, los buenos amigos se pueden contar con una mano y son muy pero que muy difíciles de encontrar.

Existen "amigos", o mejor dicho conocidos, con los que te puedes ir de copas, tener conversaciones superficiales, posiblemente incluso liarte, pero que cuando verdaderamente necesitas a alguien a tu lado, brillan por su ausencia.

Y luego están los AMIGOS que posiblemente viven lejos de ti, con los que hablas poco, que casi nunca ves, pero de los que te acuerdas siempre y sabes que siempre podrás contar con ellos. 

Yo, personalmente, he aprendido a quedarme con estos últimos, por pocos que sean. Es una pena, porque en realidad es cierto que la mayoría de mis amigos verdaderos están lejos. Pero es que estoy cansada de amistades tóxicas y de personas que quieren ser tus amigos pero sólo mientras tú te preocupes por ellos, los mimes, les subas el ánimo y les apoyes, pero ni siquiera te preguntan cómo estás tú por mucho que hables con ellas, o cuando les dé la gana simplemente se limiten a ignorarte durante días.

Que por supuesto, todos tenemos nuestras vidas y no pasa nada si hay momentos en los que no se pueda hablar. Pero cuando supuestamente quieres a alguien en tu vida que aún no acabas de conocer muy bien, tienes que tener en cuenta que las personas que aún no te conocen casi no tienen ninguna bola de cristal, y que no cuesta nada prestar un poquito de atención a quién se preocupa por ti aunque sólo sea explicando que no puedes hablar o no te apetece. 

Sé que la verdadera amistad no trata de exigir nada a cambio de lo que das, pero sí es algo recíproco, un hoy por mi mañana por ti. Porque si siempre es la misma persona la que da, al final acaba desgastada y sin fuerzas ni ganas para mantener algo que no tiene sentido alguno.

Yo por mi parte, doy todo lo que puedo. Intento ayudar a las personas porque siempre me ha hecho sentir bien. Pero me hace mucha gracia que la mayoría de esas personas vayan por la vida con el lema de ·"pido lo que doy", cuando no dan absolutamente nada aunque reciban toda la atención posible de otra persona cuando están hundidas y dicen estar muy agradecidas.

Las palabras se las lleva el viento, señoras y señores. Ya no somos niños y todos sabemos que las palabras son sólo eso, palabras. Porque, por desgracia, en esta vida a la hora de la verdad, muy poca gente demuestra las cosas con hechos, y eso de una de cal y una de arena no va conmigo. O se está y se quiere estar, o no se está, porque obviamente no se quiere estar.

No digo que yo sea perfecta porque estoy muy lejos de serlo. Pero desde luego, nadie me podrá echar nunca en cara que no he hecho lo humanamente posible por arrancar una sonrisa a quien tan urgente la necesita. 

A cambio, cada vez que yo estoy triste o agobiada, me encuentro con la más absoluta soledad en lo que se refiere a esas personas. Porque son el centro de su propio mundo y sólo les interesa cómo están ellos. 

Así que he decidido quedarme con los pocos amigos que ya tengo, porque está claro que en esta vida no puedes esperar nada de nadie, y menos de personas que idependientemente de ser buenas o malas personas, no hacen más que mirar su propio ombligo.

No soy la beneficiencia. No estoy por si sobro. No estoy sólo para cuando están mal los demás. Valgo mucho más que eso, y quien no se dé cuenta, se lo pierde. No voy a rogar ni llorar por perder a personas a las que, por mucho que digan lo contrario, no les importo lo más mínimo.

Porque a mí mis amigos me importan, y los pocos pero buenos amigos que tengo les importo yo también. Y llevo tiempo diciendo, que quien no aporta nada en mi vida, no tiene lugar en ella. Ya está bien de hacer el tonto y perder el tiempo.

Y no, no lo considero egoismo para nada. Lo considero un sano amor propio que todos deberíamos tener. 

Así que quien quiera mi amistad la tendrá, pero que sepa que no necesito conocidos porque de esos tengo un montón y no los necesito para nada. A estas alturas ya no me conformo con cosas a medias. O se es amigo, o no se es. No obligo a nadie a quedarse a mi lado, pero sí a irse si veo que  las cosas solo van en una dirección. Ya no tengo edad para perder el tiempo ni ganas de seguir con este tipo de personas en mi vida. 

Tengo todo lo que quiero y estoy feliz tal y como estoy, así que no tengo necesidad alguna de estar rodeada de personas que no valoran lo que doy. Y no, no pido lo que doy. Porque cada persona es un mundo y es imposible que alguien te devuelva exactamente lo que das. Es un error, en el que muchos viven, eso de pedir lo que dan. Pero sí pido un mínimo interés y un mínimo de cariño y esfuerzo para que alguien siga en mi vida.

Porque estar siempre para todo el mundo y luego darte cuenta de que esas personas no valoran en absoluto tu presencia en sus vidas, al final cansa.

Así que quien quiera entrar, bienvenido será, y a quien quiera salir me será un placer enseñarle el camino hacia la puerta. 


1 comentario:

  1. Lo que sucede,con "algunas" personas (creo que la minoría)/es que cuando conocemos a alguien, y conversamos, en realidad si prestamos atención a sus palabras a sus sueños a sus ideales, y tenemos esa empatia tan susceptible y desarrollada, que podemos ser capaces de sumergirnos en los sueños de los demás, y poder encontrar quizás la llave o la puerta para ayudar a esa persona a lograr sus sueños..y eso no es todo si no lo encontramos en ese momento, estamos dando vuelta como tiburones :) para encontrar la forma de como apoyar, y demostrarles que nos importa y que queremos ser sus amigos. Bueno a mi me sucede, muy a menudo. Pero la vida, o mas bien las leyes del universo que aun no comprendemos, a veces juegan en contra de nuestros deseos...
    Saludos y muy buena suerte en tu viaje.

    ResponderEliminar