miércoles, 13 de junio de 2018

Salir de mi




Hay días en los que mejor no levantarse, en los que quedarte en la cama tapándote bien hasta la cabeza para que nada ni nadie te moleste porque no aguantas absolutamente nada a tu alrededor. De hecho, esos días no te aguantas ni a ti misma.

Es una sensación extraña y muy agobiante, te gustaría salirte de ti misma y poder volar lejos, a algún lugar en el que puedas encontrar esa paz que tan urgente necesitas.

No suele ocurrir a menudo, pero cuando ocurre es horrible, porque se siente como si tu mente estuviera encerrada en tu cuerpo y necesite escapar. Y lo pagas con todo lo que te rodea y todos los que te rodean, ya no porque digas cosas que pienses o no, sino porque en realidad aunque las pienses, en otro momento tendrías más paciencia y te morderías la lengua.

Hay tantas cosas ahora mismo en mi vida que me hacen feliz... si no fuera por todas las otras cosas que me pesan como una losa sobre los hombros, que hacen que se ensombrezca toda la felicidad que siento por momentos, mi vida sería genial.

Pero esos momentos existen y por el momento no puedo evitarlos. Lo único que hace que me sienta mejor es sacar toda la rabia, toda la impotencia y toda la desesperación que siento en estos momentos, de la forma que sea. Normalmente les salpica a las personas que me importan, aunque no sean ni consciente de que me importen.

Lo ideal sería poder irme a algún lugar bien lejos y ponerme a gritar para soltarlo todo. Y llorar. Llorar lo indecible durante un día, para estar mejor al siguiente. Pero no es tan fácil. Me siento tan bloqueada en esos momentos que ni siquiera me salen las lágrimas. 

Así que opto por la última opción, que es la que estoy usando ahora y también me desahoga, aunque probablemente no tanto como gritar o llorar. Escribir. Escribo lo primero que se me pasa por la cabeza, escribo lo que siento, lo que amo, lo que odio, escribo lo que sea. Pero escribo, y eso me desahoga auque solo sea un poco.

Sé que no soy la única persona que se siente así y a la que le pasa esto, porque conozco a quienes también les ocurre en ocasiones. Es lo único que me puede hacer sentir algo mejor en los momentos en los que todo se ve negro aunque sepas que por algún lugar debe haber una luz. Y es a lo que me aferro. Aunque las personas que me gustaría que estuvieran a mi lado no sean las que estén. Aunque en esos momentos de terrible agobio sienta que el mundo se acaba, que nadie me quiere y que siempre estoy para todo el mundo pero luego no hay nadie cuando yo necesito una mano.

En el fondo, sé que no estoy sola. Que hay personas que  me quieren y algunas de ellas, incluso estando peor que yo, siempre son capaces de hacerme reír y animarme cuando estoy así. Es cuando me doy cuenta de que yo igual tampoco les correspondo a esas personas como yo espero que algunas personas me correspondan a mi en estos momentnos. Y es que cada uno lleva su losa y está cuando puede estar, porque a veces nos necesitamos a nosotros mismos y no podemos estar para nadie más, aunque quisieramos.

En el fondo, soy consciente de que tengo mucho por qué luchar. Es lo que me mantiene con algo de esperanza cuando me siento así, y lo que me mantiene viva y con fuerzas suficientes de superar estos momentos, por mal que lo pase mientras duren.

Desde aquí, me gustaría agradecer a esas personas que siguen a mi lado aún sabiendo cómo soy, porque no solo ven mis defectos sino que me valoran en todo mi conjunto. Sabéis que os quiero, aunque por momentos pueda ser insoportable.


 



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