En la vida nada se puede planificar, absolutamente nada.
Posiblemente hoy estés y mañana ya no; hoy tengas una persona importante a tu lado, y mañana ya no; hoy esté nublado y mañana salga el sol.
Las nubes han de durar el tiempo justo para no dejar que te cieguen durante tu camino; aunque mires a través del llanto, una sonrisa siempre puede atraer en ese instante, en el que menos te lo esperas, a alguien especial.
Así que llora, desahógate, grita al viento lo que haga falta, pero jamás vayas por la vida con los ojos cerrados por el dolor.
Ábrete, disfruta y vive cada momento de la forma más intensa
posible, porque al fin y al cabo, eso es lo único que te llevarás
durante el camino.
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