martes, 1 de mayo de 2007

Te quiero a las diez de la mañana


Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.

Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.

Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?

(Jaime Sabines)

Gracias a Mik por este precioso y adecuado poema.

Y es que a veces quien más nos quiere es quien más nos hiere; es ley de vida que quien más daño nos puede hacer son precisamente las personas a las que más queremos. (Y viceversa)

Pero no por ello vamos a dejar de arriesgarnos ¿verdad? ;-)

Por cierto, agradecería firmas en los comentarios anónimos... la mayoría de las veces deduzco de quién son, pero de todas formas no viene mal decir quien es uno ¿no? jeje :-P

Besosssssssss

1 comentario:

  1. He entrado en este blog porque he visto que tienes como enlace a "apadrina un niño". Tengo previsto apadrinar a uno pero no sé si fiarme. ¿Tu has apadrinado a alguno? Si es así,¿estás completamente seguro de que todo el dinero va destinado al niño y a su entorno?
    Ah, por cierto el poema es muy bonito.

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