Esto tiene que ser una broma mala... una broma pesada de esas del destino que hace que te muerdas las uñas por querer y no poder y que encima las cosas estén ahí, tan palpables, y no puedas alcanzarlas. Triste ironía de la vida.
Que alguien venga a verte y tenga que pasar unas cuantas horas justamente en el lugar en el que a ti te gustaría estar en ese momento, no tiene precio. Para todo lo demás, MasterCard.
Por hoy he decidido dejar mi optimismo a un lado y sumirme en la triste agonía que me produce esta situación. Dejádme regocijar en ella unos instantes para poder digerirla y tomármelo con humor.
Buenas noches.
¿Cómo que dejar el optimismo? Nada, nada, positiva a tope tienes que ser...
ResponderEliminarA veces necesitamos sumirnos en nuestra tristeza para reflexionar sobre el camino que están tomando determinadas cosas en nuestras vidas. Nada que no arreglara un buen baño caliente, jeje. Muacks
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