Con lo fácil que es vivir...

Pues si, ultimamente puedo decir que me siento feliz. Y en gran parte esto es así porque después de una temporada de importantes cambios en mi vida, algunos para bien y otros para mal, al final he vuelto al camino que debo seguir.
Y es que realmente a veces perdemos el norte con las cosas que nos pasan, y lo peor de todo es que ni siquiera nos damos cuenta. Damos importancia a cosas que jamás se la hemos dado, y dejamos de valorar otras que antes eran importantes para nosotros.
Hace dos meses estaba perdida, muy perdida. Había luchado hasta el final por conseguir la felicidad, sin darme cuenta que era el momento y lugar equivocado. Y es que es bien sabido que las cosas buenas no nos esperan cuando queremos, ni donde queremos... sino que aparecen cuando menos nos lo esperamos, incluso a veces en momentos que pensamos que son totalmente inoportunos... ¿pero realmente lo son?
Yo creo que en el fondo nunca puede haber un momento malo, porque aunque nosotros nos veamos incapaces en ciertos momentos de volver a confiar, de volver a abrirnos... siempre acabamos haciéndolo de nuevo. Y si alguien entra en nuestra vida y consigue que volvamos a tener ilusión, nunca es malo el momento. Es simplemente el momento idoneo para volver a abrir una puerta nueva en nuestra vida y ver qué hay detrás.
En su día, alguien me hizo reir en un día nublado de tanto llorar. Y al día siguiente, y al siguiente. Me hizo sentir ilusión y darme cuenta que en realidad estaba llorando por algo que no merecía la pena porque hacía tiempo que no traía ilusión a mi vida. Me ayudó a cerrar puertas y a mirar hacia delante. En situaciones asi no puedes evitar que crezca un cariño especial hacia una persona que te está abriendo los ojos, sin ni siquiera ser consciente de ello.
En su día, yo pensaba que todo había acabado y no me di cuenta que no estaba más que empezando. Y me hizo ver y tener presente que realmente nadie, excepto uno mismo, se ha de sacar las castañas del fuego.
Me hizo recordar cómo era yo, cómo había sido siempre. La que trabajó para sacarse el carnet de conducir y poder pagarse los estudios (con ayuda de mi madre, pero no esperando a que nadie hiciera lo que era faena mia por hacer si quería conseguir algo en la vida). La que cuando falleció mi padre levantó cabeza y fue el apoyo de mi madre cuando más falta le hizo, porque a pesar de ser la menor también me tocó a mi ese papel. La que sin conocer a nadie ni tener trabajo se vino a España, dejando atrás toda una vida en Alemania, a la aventura. La responsable, la desinteresada, y también la alocada sin miedo a vivir.
En su día, me di cuenta de que los ángeles existen, a veces, en forma de humanos, con sus defectos y sus malas costumbres... pero que existen al fin y al cabo.
Me ha costado mucho volver a abrirme y volver a confiar, pero puedo decir que ahora ya no tengo miedo... que vuelvo a ser yo, la de siempre. Que es posible que sienta inseguridades, pero no por eso deje de enfrentarme a ellas, con todo el valor que eso requiere.
Que nunca estaré segura de no volver a caer, pero que cada caida conlleva el importante aprendizaje de una lección imprescindible por aprender en nuestras vidas.
Como ya he dicho alguna vez anteriormente... he vuelto.
Quiero confiar, y confío... me dejo llevar, y todo me va mucho mejor.
Gracias a los que me leeis, por leerme.
Gracias a los que me quereis, por quererme.
Y gracias a mi ángel, a ti, José... por poner tu granito de arena y darme el empujón que necesitaba para volver a mi camino.

Os dejo una frase que encontré hace poco en un perfil de Lycos... y que considero una verdad como un templo...

"No busques el porqué de las cosas... vívelas"